“La vida es mucho más pequeña que los sueños”.
Rosa Montero
La mejor época es aquella en que uno se siente bien con lo que es, con lo que tiene, con lo que hace y con lo que espera. Desde hace algún tiempo, vivo con la sensación de estar en mi mejor momento. Estoy preñada de sueños y eso me llena de alegría.
Tener sueños realza el sabor de la vida, y la llena de propósito. Sin sueños la vida se torna vacía y carente de sentido. Un curso de milagros dice: “Tienes tan poca fe en ti mismo porque no estás dispuesto a aceptar el hecho de que el amor perfecto está en ti, así que buscas sin saber qué lo que no puedes encontrar dentro de ti mismo”.
Lo que llamamos vida es un reflejo de la manera en que nos relacionamos con nosotros mismos. ¿Qué es la vida para ti? Algunas personas ni siquiera tienen una respuesta a esta pregunta. La Biblia ofrece tres enfoques distintos:
1-La vida es una prueba:
Según este modelo el carácter se desarrolla y manifiesta por medio de las pruebas que pasamos. Dios nos examina para refinarnos y purificarnos. Él probó a Abraham, cuando le pidió que le ofreciera a su hijo Isaac. También a Jacob cuando tuvo que trabajar más años de lo previsto para ganarse a Raquel como esposa.
José, Rut, Ester y Daniel pasaron sus pruebas. David erró en varias ocasiones. Adán y Eva fallaron la prueba del paraíso. La mayor prueba se evalua en la manera que actuamos cuando no podemos sentir la presencia de Dios.
2-La vida es un fideicomiso:
En esta visión reconocemos que Dios es el dueño de todo y de todos en la tierra. El tiempo, oportunidades, relaciones, talentos y recursos que nos llegan son valores que Dios nos ha confiado para cuidarlos y administrarlos.
3-La vida es una asignación temporal:
Para hacer buen uso de nuestra vida es necesario recordar que la vida que vivimos aquí comparada con la Vida misma es extremadamente breve. La tierra es solamente una casa temporal. Dios permite que experimentemos algún grado de incomodidad y tristeza, para evitar que nos aferremos demasiado a la vida como la conocemos.
La divina insatisfacción es una sed que no se sacia con las cosas de esta realidad. Es lo que impulsa nuestra búsqueda en una dimensión espiritual, que nos mantiene motivados para cumplir nuestros sueños.
El millonario industrial Henry J. Kaiser creía que hay una abrumadora evidencia que indica que no puedes comenzar a lograr lo mejor de ti, a menos que hayas establecido algún sueño que proporcione sentido a tu vida. Quien no tiene la ilusión de un sueño no puede experimentar la magia, y siguirá viviendo en una zona cómoda en la que todo se repite un día tras el otro.
Faltan 62 días para que termine el año. Muchas personas se empiezan a presionar, porque no han cumplido los sueños que se propusieron para este tiempo. Si estás en este grupo, te invito a poner la atención en el camino en vez de colocar el interés en el destino. Cada día, proponte pequeños objetivos y celebra cada vez que realices alguno.
Algunas personas aún buscan su sueño. Si eres una de ellas te tengo una buena noticia: lo que buscas te busca. El escritor y monje trapense Thomas Merton creía que ya poseemos lo que buscamos. Él decía que de hecho ¡siempre ha estado ahí!, y si le damos tiempo se dará a conocer.
El psicólogo Víctor Frankl dijo pensaba que cada uno tiene su vocación o misión específica en la vida. Cada cual tiene que llevar a cabo un sueño concreto que exige cumplimiento. En esto, la persona no puede ser remplazada ni puede ser representada.
La tarea de cada uno es tan única como específica la oportunidad para realizarla. Todas las personas tienen “algo por hacer” de un modo especial en el mundo, y nadie puede hacerlo de la forma singular que lo puedes hacer tú.
La humanidad se asemeja a un gran rompecabezas donde cada persona es una pieza. Si tú no aportas la tuya, hay muchas personas alrededor que no podrán poner la suya. ¿No crees que es mucha responsabilidad?
Cuando encontramos nuestro sueño la vida se torna amable, fácil, y generosa. Resolvemos mucho más con menos esfuerzo. Al mismo tiempo, iremos encontrando gente en la misma frecuencia que también han encontrado su sueño, nos invita a compartir el suyo y nos acompaña a realizar el nuestro.
Cuando ese tiempo llega, da igual el momento del año que vivimos. Reconocemos que estamos en el instante perfecto en el que todo ocurre. Entonces, podemos decir “la vida es la mejor cosa que se ha inventado”, igual que expresó el coronel de García Márquez.