La respotulación del presidente Danilo Medina es la gran expectativa que tiene el pueblo dominicano en estos momentos. Y por primera vez, que se recuerde, no se trata de un forzoso montaje politiquero y manipulado, hablamos de una expectativa real de la mayoría del pueblo, que más allá de la amplia simpatía que la aúpa, tiene en todas las encuestas números irrefutables y contundentes que la avalan.
El presidente Medina ha asumido un nuevo talante de estadista que ha dimensionado su gestión de gobierno. Dejó atrás la onerosa imagen del presidente que va a una comunidad con una caravana de acólitos a repartir cajitas, y ha desarrollado, con gesto humano y sensible, un novedoso estilo de acercarse a la gente para escuchar sus problemas con miras a darles respuesta con soluciones sostenibles y dignas. Así su gestión ha valorado la relación con sus gobernados, los trata primero como personas, no como votantes. Esto le ha redituado beneficios políticos. Tanto impacto han tenido estas “visitas sorpresas” que han llamado la atención de gobernantes de otros países.
La repostulación de Medina, contrario a lo que hemos visto siempre, no responde a una viciosa y perversa obstinación por mantenerse en el poder. No parte de su deseo de continuar por cuatro años más, simplemente, su repostulación es una expectativa viva y sentida del pueblo.
La repostulación presidencial ha quedado históricamente estigmatizada entre nosotros como una práctica desprestigiada, grosera y perniciosa. Su imposición se hacía siempre sobre la base del clientelismo, la manipulación colectiva, la compra de lealtades y adhesiones, usando los medios más bajos e inescrupulosos; incluso, reaccionando ante la disidencia con represión, intolerancia rabiosa, muertes y violación de derechos que generaban graves tensiones sociales.
La repostulación del presidente Medina tiene cara de esperanza. Nunca antes habíamos tenido tantas adhesiones populares y voluntarias reclamando la continuación de un mandato presidencial. Hoy, las expectativas de repostulación del presidente Medina navegan en otro ambiente. Se percibe que una enorme corriente de la opinión pública la favorece, y la parte que no la favorece abiertamente, no muestra gran empeño en objetarla. Es el pueblo que quiere sacarle el máximo provecho a un gobernante que ha sido convincente, creíble, preocupado y cercano a la gente.
El presidente Medina no solo pronuncia discursos con contenido concreto y sin hipérboles demagógicas, sino que también da ejemplos inspiradores que despiertan esperanzas y nos está haciendo pensar como dominicanos que vale la pena vivir aquí. La repostulación del presidente Medina es un reclamo mayoritario del pueblo. Las realizaciones están ahí, los reclamos por su permanencia en el Palacio Nacional hasta el 2020 se escuchan resonantes y masivos.
Este pueblo tiene sus miedos y sus terrores, pero también tiene sus esperanzas y sus sueños. Medina es un presidente que ha generado esperanza y nos está haciendo soñar con una mejor nación. La simpatía por la repostulación está reforzada por el temor latente a regresiones frustrantes y traumáticas que nos han dejado malos recuerdos. La permanencia del presidente Medina en el gobierno es la manera más segura de espantar esos reales temores de retroceso.
De lo que se trata no es de la oportunidad para un hombre, estamos hablando de la oportunidad para un pueblo, que por primera vez, en todos sus años de historia ha encontrado un gobernante que ha demostrado que le duele la gente.
Por primera vez la no repostulación de un presidente resultaría decepcionante, frustrante y traumática para el pueblo dominicano.