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A mi amigo, el Dr. Enmanuel Esquea,
en quien concurren la capacidad y la integridad
Cuatro décadas atrás, no imaginábamos que fuera posible conectar personas de un extremo a otro del mundo en apenas unos segundos, ni que las barreras de la comunicación fueran totalmente derrumbadas. Los avances tecnológicos son cada vez más rápidos y decisivos. En esta serie de artículos, presentaremos como ha ido aumentando la velocidad del internet, qué beneficios trae y qué se espera dentro de los próximos años. Acudimos a estudios publicados por el Wall Street Journal, McKinsey, Stanford, Cambridge, MIT Technology Review, Forbes, Project Syndicate, Deloitte, entre otros.
De acuerdo con Forbes, la cantidad de usuarios de internet alcanzó más de 3.7 mil millones en 2018. We are social, estimó que el 57% de la población mundial está conectada a internet y que el usuario promedio pasa varias horas en línea cada día.
En este orden de ideas, cada segundo, más de la mitad de la población mundial está generando cada vez más información. Existen tanta cantidad de datos que los estudios se orientan a mejorar dramáticamente la velocidad en que se transmiten los mismos. Hemos sido testigo de grandes adelantos tecnológicos que han abierto las puertas a velocidades que, anteriormente, no podíamos imaginarnos.
En 1997, contábamos con la tecnología 1G, cuyas velocidades de acceso eran de 50 kilobytes por segundo. Con 1G la velocidad de descarga era tan baja que era necesario dedicar cerca de 24 horas para descargar un video de menos de 1 gigabyte. Para que tengamos una idea, una película de calidad normal, de aproximadamente dos horas de duración, podría pesar 4 gigabytes. Entonces, para descargar un archivo de este tipo era necesario, probablemente, varios días para tenerla completa. Sin embargo, 1G permitió que tuviéramos los teléfonos móviles en nuestras manos por primera vez a través de las redes inalámbricas.
Más adelante, en 1998, se contaba con la velocidad 2G, que permitía velocidades de acceso sin cableado de 250 kilobytes (1 kilobyte = 1,000 bytes) por segundo. A través de esta se introdujo el servicio de mensajes de texto. Para el 2001, estuvo disponible la velocidad 3G, que permitió otras funciones; tales como la posibilidad de enviar datos y audios. La velocidad de acceso pasó a ser 384 kilobytes por segundo.
Ocho años después, en 2009, se introdujo la velocidad 4G, que facilitó el uso de las redes sociales, así como servicios de videos de alta definición y videos llamada. La velocidad de acceso a internet era ahora 50 megabytes (1 megabyte = 1 millón de bytes) por segundo. Y un gigabyte de video podía descargarse en menos de un minuto. Así, la película de 4 gigabytes que tardaba varios días en descargarse, podía obtenerse en menos de cinco minutos.
Hoy, debido a la aparición de nuevos servicios como la realidad virtual -entorno creado utilizando tecnología informática, que crea, en el usuario, la sensación de estar inmerso en él-, videos de ultra alta definición, vehículos autónomos, fábricas inteligentes, internet de las cosas, entre otros, se está creando la necesidad de contar con una tecnología que permita mayores velocidades en menos tiempos de respuesta.
Se puede comparar la tecnología de 4G con una carretera que tiene buenas condiciones, pero pocos carriles. Por esta exigencia del mundo moderno, nace la tecnología de 5G, que presenta grandes mejoras sobre su predecesora en cuatro aspectos fundamentales: mayor velocidad, reducción en latencia (tiempo de respuesta), densidad y la posibilidad de conexión de gran cantidad de dispositivos.
Los avances que hemos presenciado, hasta ahora, eran inimaginables y serán aún mayores en el futuro cercano. Tener una mayor velocidad significa más funcionalidad y menos tiempo para realizar tareas, pero esto es solo una parte de la historia. En nuestro próximo artículo, explicaremos como la introducción de estas nuevas tecnologías puede impactar en nuestras vidas y en el mundo en general.