Nueva vez se repite la misma historia cuando llueve en la ribera del Ozama; sus residentes no duermen con temor de morir arrastrados por la crecida del río y ver cómo pierden todos sus ajuares a causa de las contaminadas aguas.
Lo peor de la situación es como dicen haberse acostumbrado a vivir en medio de la incertidumbre agregándose la falsa esperanza de terminar de ser reubicados tal y como les prometió el Gobierno, para Carlos Morillo, comunitario en el sector La Lina, tiene 20 años esperando soluciones. Dijo sentirse en total desesperanza.
Alertó a las autoridades que la situación de quienes habitan la zona no se resuelve con funditas de comidas crudas sino sacándolos del lodo en que habitan como cerdos.
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Josefa González, quien también reside en el mismo sector, narró como llena de impotencia vio perder todos sus electrodomésticos el cual afirmó haberlos tomado a puro préstamo. “Cuando llega la noticia de que viene agua, no tengo más nada que hacer. Me quedo aquí hasta que el agua me dé por la cintura y que sea lo que Dios quiera”, Expresó.
La señora, quien afirmó tener 30 años viviendo en la zona recolecta plásticos para evitar ser arrastrados por las corrientes del río y venderlos para poder abastecerse ya que reside sola y no tiene otros ingresos.
Otros sectores con viviendas bajo las aguas del Ozama figuran: Capotillo, Simón Bolívar, Gualey, Las Cañitas, en el Distrito Nacional; ribera del Ozama, El Dique, Arrozal, en Santo Domingo Este, así como Los Coordinadores, Las Cucarachas, Acapulco, El Tamarindo, en Santo Domingo Norte.
Calles en muy mal estado
Otro factor que afea los sectores mencionados son los hoyos con agua posada y basura el cual impide mayor fluidez vehícular debido a los desagües tapados.
Más zonas afectadas
En el residencial Invi-Dorex ubicado en el Hipódromo V Centenario viven un calvario a causa de la gran cantidad de filtrantes tapados, provocando inundaciones y cúmulo de basura en los alrededores de las casas debido a los aguaceros.
Son cinco los filtrantes ubicados entre las manzanas 22 y 21, los cuáles no reciben mantenimiento y emanan constantes aguas residuales, ocasionando que al llover las casas se inunden.
En las calles 12, 14, 16 de la Cañada del Diablo ubicado Villa Duarte, Santo Domingo Este, sus residentes viven el mismo calvario. Sus ajuares son perjudicados por las inundaciones pese a ganar el saneamiento de la misma en el sorteo de obras realizado Ayuntamiento de Santo Domingo Este.
Para los afectados, cada anuncio de un fenómeno atmosférico significa pérdidas, esfuerzo y, sobre todo vivir en medio del miedo, razón por la cual piden otra vez consuelo por las autoridades para resolver los casos.