Apuesto a que en la reunión de hoy del CC del PLD el Presidente Danilo Medina desactivará el peligroso plan reeleccionista, que guarda gravosas similitudes con el malogrado proyecto continuista emprendido por Hipólito Mejía al despuntar este siglo XXI.
Entonces Mejía también era popular. En las elecciones del 2002, su PRD ganó abrumadoramente el Congreso, los ayuntamientos y él aparecía cómodo en las encuestas. Y aunque ahora es improbable la repetición del alud financiero configurado en la quiebra fraudulenta del Baninter, Bancrédito y el Mercantil, que electoralmente sepultó a Mejía, el actual plan reeleccionista, impulsado desde el Palacio Nacional, provocará un choque de trenes, capaz de terminar con la única referencia de unidad vigente en nuestro sistema de partidos,
Porque para imponer la reelección de Medina, quien aparentemente permanece distanciado del plan que lo catapulta, ha sido necesario desacreditar y difamar al líder del PLD, el ex Presidente Leonel Fernández, pintándolo como peligroso para la institucionalidad, vinculándolo al ex convicto narcotraficante Quirino Paulino, persiguiéndolo a través del senador Félix Bautista, alto dirigente del PLD, cuyo descargo en la Justicia ha orquestado la desobediencia civil coauspiciada por el Procurador General, Domínguez Brito, designado por Medina.
Se entienden las motivaciones ególatras y hegemónicas que impulsan el proyecto reeleccionista. Medina perdió los comicios aparatosamente en el 2000 contra Mejía, y 12 años después, para derrotar por estrecho margen al propio Mejía y sus desvaríos, necesitó depender del liderazgo de Fernández y del carisma de la actual Vicepresidenta Margarita Cedeño de Fernández.
Medina querría convalidarse, pero la reelección exige modificar la Constitución del 2010, no es asunto de mayoría mecánica en el CC. Medina juró cumplirla y hacerla cumplir. No modificarla. La llave nuevamente la tiene Fernández.
Apuesto a la sensatez del Presidente Danilo Medina.