La situación nacional ¿qué más falta?

La situación nacional ¿qué más falta?

Bonaparte Gautreaux Piñeyro

El dominio total de los mecanismos del Estado dirigidos con voluntad exclusivista y auspiciadora de la impunidad, mantienen el país sumergido en la vorágine de la dictablanda perfumada, con pinceladas de ironía, que aparentan que la nación está bien dirigida, bien gobernada.
Aquí sí es verdad, ahora, que todos somos responsables de lo que ocurre: los poderes reales, la Iglesia Católica, y las cristianas no católicas, el empresariado, el comercio alto, mediano y al detalle, las organizaciones profesionales, las universidades, los clubes de madres, deportivos, de barrios, los inexistentes sindicatos, aunque haya “sindicalistas” profesionales que sirven como contrapartida para que los empleadores tengan interlocutores que, realmente, no representan a nadie, se acotejaron a la situación y ejercen sus derechos con una azada, donde cada cual hala hacia su propio beneficio ¿y los demás? que resuelvan sus problemas.
Hace años que se nos aplica, y lo aceptamos, la política del tíguere del barrio a quien el pulpero de la esquina ya no le fiaba porque no le abonaba nada. Un mes sí y el otro también el tíguere pasaba por el frente del colmado hasta que un día entró muy sonriente, mientras esgrimía un fajo de billetes de banco nuevecitos.
Dame de esto, de aquello y de lo de más allá. También apéame ese salami del bueno y pésame 20 libras de arroz. Pidió la cuenta, pagó el monto de la compra y cuando se retiraba ante su olvido de la deuda pendiente el colmadero le dijo: Manuel ¿Y la vieja? A lo que el tíguere, agudo y curtido en las lides del engaño, le respondió: bien, gracias, ya se mejoró de su problema de salud. Y apretó el paso antes de doblar en la próxima esquina.
Les dejo esta lista: Tucanos, Odebretch, destrucción de carreteras caminos, canales puentes, deudas multimillonarias en hospitales, maestros que manejan irregularmente fondos entregados por el plan de descentralización de los recursos para la escuela.
La “feliz” coincidencia de que al representante dominicano de Odebrecht le pagaran 92 millones de dólares por sus servicios y Odebrecht dice que pago 92 millones de dólares para sobornos en nuestro país. ¡Caramba, qué cosa!
Y lo que me parece más grave: el Ayuntamiento de San Cristóbal, que dirige como Alcalde el excelente periodista y colega de ejercicio Nelson Guillén, acaba de otorgar, según denuncia de regidores, obras sin licitación, de grado a grado, aprobadas por la mayoría de la Sala Capitular.
De Guillén no se espera que acepte situaciones violatorias de las leyes y reglamentos. Resultaría frustratorio, sería como escupir para arriba y esperar que el gargajo le ensucie la cara.

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