El tema aparece cíclicamente en los medios de comunicación, como tantos otros que retratan de cuerpo entero nuestras miserias institucionales, pero que sobre todo nos recuerdan que estamos atrapados en un círculo perverso, girando alrededor de los mismos problemas y las mismas insuficiencias, como si estuviéramos condenados a padecerlas por los siglos de los siglos. Licelotte Marte de Barrios, presidenta de la Cámara de Cuentas, reveló ayer que el Gobierno ordenó la retención de recursos a 88 organizaciones no gubernamentales, las mentadas ONG´s, por no explicar cómo y dónde han invertido el dinero que reciben del Estado; es decir, por no rendir cuentas. Nada que no haya sucedido antes, como podría comprobar cualquiera que consulte una hemeroteca, a pesar de lo cual esas organizaciones siguen recibiendo, años tras año, dinero público, como lo demuestra el Presupuesto General del Estado del 2016, que les asignó la friolera de 1,598 millones 694 mil pesos. Doña Licelotte explicó que iniciará una investigación para determinar en qué gastaron esos recursos esas organizaciones sin fines de lucro, que podrían ser sancionadas si violaron la ley. Pero también se quejó de que no puede seguir empujando sola, por lo que todos los organismos de control del Estado tienen que cumplir su rol, sobre todo el Congreso Nacional, que tiene el mandato constitucional de fiscalizar. Y esa es, según Alberto Navarro, embajador de la Unión Europea, la asignatura pendiente de senadores y diputados, a los que recomienda tomarse mas en serio los informes que les remite anualmente la Cámara de Cuentas. Aunque solo sea, agrego yo, para que doña Licelotte no se sienta tan sola en la ingrata tarea de velar por el buen uso de unos recursos que tienen tan pocos dolientes.