Por: Adán Rafael De Camps Martínez
La teoría de la ventana rota es una metáfora utilizada para ilustrar cómo el desorden y la falta de mantenimiento en un entorno pueden conducir a un deterioro progresivo y a mayores problemas sociales y económicos.
Esta teoría, desarrollada por los criminólogos James Q. Wilson y George L. Kelling en 1982, argumenta que si se permite que se rompa una ventana en un edificio y no se repara de inmediato, esto envía un mensaje de descuido y falta de control, lo que puede llevar a un mayor vandalismo y delincuencia en el área. Aunque originalmente esta teoría fue desarrollada en el ámbito de la criminología, puede extrapolarse a diversos campos, incluida la economía.
Aplicando dicha teoría a la economía de la República Dominicana, la teoría de la ventana rota puede proporcionar una perspectiva útil sobre cómo pequeños problemas económicos y sociales, si no se abordan, pueden escalar y afectar el desarrollo económico general del país.
El mantenimiento deficiente de infraestructuras públicas, como puentes, carreteras y sistemas de agua y electricidad, es otro ejemplo de “ventanas rotas” económicas. La falta de inversión y mantenimiento adecuado no solo afecta la calidad de vida de los ciudadanos, sino que también puede disuadir la inversión extranjera y local. Medidas como el fomento de la ley 47-20 de alianzas público-privadas y su reglamento de aplicación en la utilización de proyectos de infraestructuras, asegurando que los contratos sean transparentes y beneficiosos para el país, pueden contribuir a la solución de dichos problemas. En resumen, la teoría proporciona un marco útil para comprender cómo los pequeños problemas no resueltos pueden tener consecuencias significativas en la economía.