MOCOA, Colombia. Muchos estaban desprevenidos cuando los ríos se desbordaron y devastaron todo a su paso por las calles de esta pequeña ciudad del sur de Colombia. Una tragedia que no a todos sorprendió. Instituciones oficiales, expertos en uso de suelos y organizaciones ambientales advirtieron por años que la ciudad de Mocoa podría sufrir el desbordamiento de ríos.
Muchos de quienes vivían en zonas vulnerables estaban conscientes de los riesgos, aunque no hicieron caso. Y la ciudad continuó extendiéndose hacia el oeste, en terrenos inundables.
“Desafortunadamente en Colombia no tenemos una buena evaluación de los riesgos o buenas políticas de uso del suelo que prohíba a la gente establecerse en áreas como esta”, dijo Marcela Quintero, una investigadora del Centro Internacional de Agricultura Tropical, una de las organizaciones que encendió las alarmas sobre la deforestación que ocurría en la zona. Mocoa era más vulnerable por su ubicación: se encuentra la confluencia de algunos ríos en la regional subtropical del Amazonas en el sur de Colombia.
Los peligros se han incrementado por la tala de árboles en terrenos que son usados para la cría de ganado y la agricultura, lo cual ha provocado que no tenga una barrera que la proteja de inundaciones y derrumbes. Luego vino la llegada de nuevos habitantes, muchos de los cuales huían de la violencia derivada del conflicto armado entre el gobierno y la guerrilla. Y cuando en unas pocas horas –entre la noche del viernes y la madrugada del sábado– llovió la misma cantidad de agua que en un mes, el desastre que varios anticipaban se presentó.