La transformación energética: hacia la energía solar

La transformación energética: hacia la energía solar

El uso de energía renovable ha de darse más allá del sector eléctrico

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A Hipólito, amigo de 5 décadas

La República Dominicana es un país en donde actualmente el uso de las energías renovables es muy limitado, no obstante, cuenta con las condiciones propicias para sacar buen provecho de ellas, sobre todo, las llamadas “energías verdes”: la solar, la eólica y la bioenergía.

La hoja de ruta de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) destaca el potencial del país para la transformación energética y aumentar la cuota de generación de energías renovables hasta un 44% para el 2030, basándose, esencialmente, en energía solar fotovoltaica (FV), energía eólica y bioenergía.

En general, la cuota de energías renovables modernas en la matriz energética final del país podría triplicarse desde el 9% actual hasta el 27% en 2030. Si se hiciera un mayor énfasis, podría ser más alto el crecimiento de las energías renovables en la República Dominicana.

A fin de aprovechar este potencial, nuestro país tiene que superar desafíos institucionales, económicos y técnicos.

En el caso del sector eléctrico, se sugiere abordar las cuestiones relacionadas con la adecuación y flexibilidad de la generación, asegurando el desarrollo de redes eléctricas, lo que, a su vez, ayuda a gestionar la previsibilidad limitada de las energías solar y eólica, así como los efectos de la rápida penetración de estas fuentes de energía renovable variable.

Tal y como destacan los resultados, el uso de energía renovable ha de darse más allá del sector eléctrico, concretamente en el transporte (como está ocurriendo en las economías avanzadas y siguiendo las tendencias de las grandes marcas), para generación de calor en la industria y para refrigeración residencial y comercial.

Se ofrecen soluciones para cada uno de estos sectores, junto con sugerencias específicas sobre cómo crear un mercado de bioenergía asequible, fiable y sostenible.

El sector de generación en las últimas dos décadas ha logrado diversificar la matriz pasando de depender mayormente en derivados del petróleo a una matriz que será liderada por el gas natural con el incremento gradual de la generación a base de energías renovables no convencionales.

Fruto de las inversiones, realizadas principalmente por el sector privado, que siguieron al proceso de capitalización, el país posee una de las matrices de generación eléctrica más variadas en comparación con las de otras naciones de Centroamérica y el Caribe, de acuerdo al “Informe enero-junio 2020”, de la Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica (ADIE).

El informe indica que en solo cuatro años se redujo de manera progresiva el protagonismo de los combustibles fósiles dando entrada a otras fuentes y quedando una matriz de generación de la siguiente manera: 72% derivados del petróleo; 4% gas natural (distinto al gas licuado de petróleo); 12%, carbón y 12% hidroeléctricas.

Los principales desafíos que presenta el país en el sector eléctrico justo a la firma del Pacto Eléctrico son: generación dependiente de los derivados de petróleo, altos déficits de las empresas distribuidoras y débil institucionalidad del sector.

En la actualidad, la Comisión Nacional de Energía (CNE) otorgó concesiones provisionales para dos proyectos de energía renovable que sumarían 100MW en total. Entre estos con las empresas Bayasol, en Matanza, Baní, StreamLine, en San Pedro de Macorís y una modificación al contrato de concesión de la empresa WCG Energy, en Mata de Palma Guerra.

Los productores de energía de República Dominicana EGE Haina y Emerald Solar Energy obtuvieron concesiones provisionales para proyectos solares que sumarían, combinados, 86MW.

Migdal hizo la solicitud en diciembre de 2019 y ahora cuenta con 18 meses para realizar estudios adicionales en el período previo a la concesión definitiva. Por otra parte, otros 11 proyectos están en fase de estudios para las concesiones de energía renovable.

El país tiene oportunidades extraordinarias para crear proyectos de energías renovables que aumentarían la eficiencia productiva y eliminaría una parte importante de las importaciones de petróleo y gas licuado y debería aprovecharse la reciente Ley de Alianza Público-Privada. A mi entender, nos encontramos en el mejor momento para producir

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