“Entre pedir prestado y mendigar, no hay mucha diferencia”
G. E. Lessing
¿Qué sientes por el dinero? ¿Miedo o amor? La mayoría de nosotros hemos sido criados con miedo al dinero. Miedo y amor no pueden coexistir. En mi experiencia, muchas de las personas que tienen problemas con el dinero tienen sentimientos ambivalentes hacia él. Por un lado lo quieren y por otro tienen miedo de que el dinero los posea. En una ocasión Malcolm X dijo: “Mi madre empezó a comprar de fiado. A mi padre eso nunca le había gustado. El crédito -decía siempre- es el primer paso hacia las deudas, es el principio de la vuelta a la esclavitud”.
El dinero es altamente simbólico. El valor de un billete o de una tarjeta de crédito surge de una compleja red de pactos y convenciones, que tienen su origen en los códigos manejados por la familiar y la gente emocionalmente significativa para nosotros. La gente que suele tener deudas llevan dentro de sí un conflicto esencial con el dinero, por el significado que aprendieron a otorgarle.
El mes de diciembre suele ser un mes de muchos compromisos y gastos extraordinarios, por lo que las dinámicas que tenemos con el dinero suelen salir a la luz de modo sobredimensionado. Para las personas que no están financieramente organizadas, la época navideña se puede convertir en motivo de angustias y desesperación. Un proverbio español dice: “Las deudas son como los niños: cuanto más pequeñas son más ruido hacen”.
Hace nueve años, mi amiga Xiomara me prestó el dinero del doble sueldo de la empleada doméstica que me servía. Aunque era una cantidad pequeña, estaba muy procupada porque apreciaba mucho a mi empleada, pero yo vivía al límite y no tenía ningún ahorro. Las palabras que pronunció cuando me entregó el cheque sirvieron para despabilarme: “con mucho gusto te presto el dinero que necesitas, pero pienso qué ocurrirá si algún día no puedo ayudarte”.
Tenía razón Quevedo cuando escribió “Poderoso caballero es don dinero…”. Ese diciembre, marcó la diferencia en la relación que sostengo con el dinero. A partir de ahí, me he organizado economicamente, honro mis compromisos, y he aumentado mis activos e inversiones. La prosperidad (como el amor), existe en una medida apropiadamente sana en el momento en que podemos liberarnos de los miedos en torno a ella.
Comprendí que la relación con el dinero es un reflejo del amor que tenemos hacia nosotros mismos. Si alguien se valoriza, el dinero es un recurso para intercambiar agradecimiento. Si alguien se desvaloriza, el dinero se convierte en su verdugo.
Los conflictos que tenemos con el dinero indican algún problema a otro nivel. Generalmente, los conflictos materiales son reflejos de luchas inconscientes no resueltas en nuestro mundo emocional. Hay incontables formas de ver al dinero: el dinero que se gana sufriendo, el dinero que se gana con alegría, el dinero que se hereda, el dinero sucio, el dinero culpable, el que manipula, el dinero despreciado, el dinero mendigado, el dinero ganado corrupto, etc. La manera en que vemos el dinero establece maneras de actuar y de ver la vida.
En realidad, el propósito de la vida es emprender un viaje sagrado que nos lleve a comprender que el espíritu está en todo lo que es. Separar la realidad material de la espiritual crea graves trastornos en nuestros asuntos. Dios está presente en toda la creación.
El concepto del dinero se clarifica, si podemos verlo en su expresión de energía. El dinero es una corriente de energía vital que recorre el planeta, del mismo modo que la sangre recorre el cuerpo físico. La razón por la que nos falta dinero y no nos falta sangre, es porque el dinero es sensible a la naturaleza de nuestros pensamientos/sentimientos.
El psicomago Alejandro Jodorowsky dice que para establecer una buena relación con el dinero, debemos aprender a amarlo. Además, él tiene la costumbre de darle una misión y se la comunica: “Servirás principalmente para que yo desarrolle mi espíritu. Te ganaré trabajando sólo en lo que me gusta. Cesaré de pedirte como si yo fuera un niño, y aprenderé a invertir, cuidando que lo que produzco sea benéfico para mí, los otros, y nuestro planeta”. ¿No te parece genial? ¡A mi sí!
Muchos de los problemas con el dinero surgen no de la forma cómo se obtiene, sino de la manera en que se gasta. Una de las cosas que me ha apoyado mucho a sanar mi economía es no financiar mi estilo de vida con tarjetas, líneas de crédito o préstamos. Uso estos recursos sólo para dinamizar mi crédito y cuando los utilizo es porque ya tengo el dinero del pago. Thomas Jefferson, tercer presidente de los Estados Unidos de América, recomendaba que no gastáramos el dinero que no habíamos ganado. Parece algo de obvio, pero en realidad no lo es. Mucha gente inicia el nuevo año con déficits de gastos que hicieron, sin tener el dinero para cubrirlos.
El cantante y compositor estadounidense R.B. Thomas dijo: “Si quieres que el tiempo pase de prisa, firma un pagaré por noventa días”. Parece increible que dentro de 13 días finalizará el año. ¡Pero así es! Para los chinos, es imprescindible pagar las deudas antes de entrar al nuevo año. De lo contrario, el dinero no fluirá adecuadamente.
Deseo que esta navidad esté llena de dicha y decisiones inteligentes, que te permitan disfrutar de libertad financiera. Y si tienes deudas que no puedes pagar, te deseo que estas pascuas sean el tiempo para despertar tu consciencia, activar tu propio amor y sanar tu merecimiento.