¿Qué puede decirse del drama de la cárcel de La Victoria? Todo se ha dicho, y nada ha sido escuchado. Muy buenas intenciones en el camino. Estudios, investigaciones, cambio de modelos carcelarios con buenos augurios, pero detenidos quién sabe por qué.
Una cárcel enorme para dejar atrás La Victoria y sus dramas. Una cárcel de más de cinco mil millones de pesos.
Pero quedó atrás, mejor dicho, paralizada. No se sabe si a horcajadas entre la corrupción y la lentitud judicial. Mientras, vuelven los muertos.
Pero los muertos son los infelices de siempre, los perdedores sociales, los hombres y las mujeres a los que nada les cayó del sistema de goteo económico.
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Primero se dijo que murieron tres. Luego se habló de 11, pero la Oficina de los Derechos Humanos dice que son más.
Cuatro módulos que almacenan prisioneros quedaron colapsados y otros nueve están chamuscados. Pero nada, qué puede decirse que no se haya dicho.
La de la cárcel de La Victoria es una historia sabida, relatada por casi todos los diarios, incluido HOY. Todos registran en sus páginas los mismos problemas, las mismas carencias, las mismas precariedades, y las mismas hermosas palabras de los ejecutivos carcelarios de turno, los mismos lamentos presidenciales.
La Victoria lo que ha necesitado es funcionarios sensibles, gente de sensibilidad no envuelta en palabras y retóricas de esquinas pueblerinas.
Ahora hacen lo que debieron hacer hace tiempo, pero que solo anunciaban: distribuir los prisioneros en las distintas cárceles, las del llamado nuevo modelo y las del viejo. No llegarían al paraíso pero de seguro que estarían mejor que en el infierno de La Victoria.
Porque nada es peor que La Victoria. Allí se pierde todo. Allí se pierde la humanidad.
Eso sí, La Victoria no ha dejado de ser un excelente negocio para las ganancias económicas, para la extorsión, para la delincuencia. Un negocio al que solo los neoliberales le encuentran sentido por aquello de la oferta y la demanda.
¡Qué Dios se apiade de los prisioneros de La Victoria!
Algún día la Justicia será realidad en este país.