La virtud de lo extenso en “Sinfonía en Miedo Mayor”

La virtud de lo extenso en “Sinfonía en Miedo Mayor”

Juan Freddy Armando

VINDICACIÓN DE LO EXTENSO

La sinfonía, en música clásica o culta, (prefiero llamarla estilizada o sofisticada) es la pieza de mayor duración. El equivalente en literatura narrativa es la novela, más larga y compleja que el cuento, microcuento, microrelato y nanorelato.

Así, en poesía, existe el poema de muchas palabras y versos, equivalente a la sinfonía musical. De mayor tamaño que el micropoema y el poema, por su “largo aliento”, como solía decirle el poeta Carlos Gómez Doorly. Es lo que yo llamaría el SINFOPOEMA, como versión literaria de lo que ya existe en el campo musical: el poema sinfónico.

No es que yo tenga la manía de inventar nuevos vocablos, sino que cada vez que observo una realidad particular, creo preferible inventar uno que la defina con precisión y claridad, de modo que hablante y oyente se comprendan bien. De ahora en adelante, usaré dicha expresión y palabra con el ya definido significado para aludir a textos poéticos considerados largos.

En fin, arte y vida nos demuestran que brevedad y extensión no son una disyuntiva insuperable. No son por eso necesariamente de buena o mala calidad. Depende de lo que haya en el camino de una y otra.

MORA SERRANO DESMIENTE A GRACIÁN, PORQUE AQUÍ:

 “LO EXTENSO, SI INTENSO, DOS VECES BUENO”

Primera característica: virtud de lo extenso. “Lo bueno, si breve, dos veces bueno” dice el aserto popular recogido por Baltasar Gracián en su libro “Oráculo Manual y Arte de la Prudencia”. Si a la misma le aplicamos la frase igualmente popular de que “Todo lo que se lleva al extremo tiende a lo contrario”, vemos que lo dicho por este autor de vez en cuando acierta y de cuando en vez yerra.

En muchos casos, lo bueno cuando exagera se convierte en malo, pero en otros, lo bueno, mientras más tiempo, mejor. ¿De qué depende? En una obra de arte de gran tamaño, su calidad está en función de cuán intensa, creativa, conmovedora, resulte.

Por ejemplo, antes de Beetoven, los compositores de piezas sinfónicas no se permitían que pasaran de los 30 o 35 minutos aproximadamente, quizás con temor de que el tiempo aburriera. Sin embargo, el genio mencionado alemán tuvo la triunfante valentía de romper esta tradición, al escribir sinfonías de 60 o más minutos, y los oyentes no se hastían con esta lejanía de “lo breve”. Al contrario, el gusto y regusto que sentimos durante todo el proceso de su 9na. Sinfonía y otras es maravillosamente placentero. De tal modo que podemos inventarnos la otra verdad, el aserto inverso:  “Lo extenso, si intenso, dos veces bueno”.

Eso ocurre con la “Sinfonía en Miedo Mayor”, de Manuel Mora Serrano: intensamente creativa y seductora. No es nada breve. Con la cantidad de 729 vocablos, (el equivalente a 52 sonetos consecutivos) distribuidas en 80 versos de 16 a 18 sílabas, promedio, cada uno.

En este sinfopoema, el autor dominicano desmiente al español. Su extensión está llena de intensidad creativa, profunda, apasionada, estremecedora. A tal punto que el lector o lectora no quiere que sea breve. No desea que termine. No siente la pesadez de lo aburrido por duradero, sino todo lo contrario.

A todo lo largo y ancho de su escritura, transporta y secuestra nuestra mente, cuerpo y espíritu, con tan fuerte emoción que perdemos nuestra identidad. Nos confundimos y fundimos en su terrenal y sublime sopor hasta sentirnos ser los protagonistas del mismo.

“SINFONÍA EN MIEDO MAYOR” DEMUESTRA

QUE LA FELICIDAD ODIA LA BREVEDAD

Si ustedes los lectores fuesen parejas de amantes, ¿querrían que la acción erótica dure poco tiempo? ¡Noooo! La mayoría, desearán hacer sexo todas las veces posibles. Dirán del coito como el campesino, en su singular castellano: “A coitai que el soi cambea”. Si después de hacer una vez, pueden llegar a dos, ¡bien! Si hay para tres, ¡mejor! Si de tres saltan vivos a cuatro, ¡súper! ¿Hay energías para el quinto? ¡excelente! Si, después de una noche, llegan al día entero, ¡exquisitamente súper¡

En fin, si de la semana, tienen un mes o el año haciendo el amor en playas, mares, montañas, viajes, ríos, mesas, pisos, cocinas, piscinas, vehículos, bosques, casi todos abominaremos para siempre lo breve.

El domingo, sigo el análisis. Copio el poema completo en mi muro de Facebook. Ahí pueden encontrar y comentar todos mis artículos.