Todo el que conoce cómo funcionan las iglesias, con énfasis la Católica, sabe que en cada momento especial del país, por vía de pastorales, obispos, sacerdotes o pastores, se emiten opiniones respecto a los acontecimientos del momento. Sean locales o nacionales. Eso lo ha hecho siempre la Católica. Lo expreso porque soy miembro de ella y porque conozco que la intención de su cúpula es la de orientar por el mejor camino. No solo a los feligreses, sino a la nación entera.
En ocasiones se entiende que hay religiosos que utilizan expresiones duras, pero hay que tener en cuenta que la mayoría de las veces la dureza de esas opiniones están en proporción con el deseo de que mejoren y de que se proyecten positivamente para beneficio del país.
Porque como orientadores tienen un deseo inmenso de que las actuaciones de los que tienen que ver con el quehacer diario de nuestra vida social, económica y política, sea cada vez más diáfano y coherente. Apegadas a las normas éticas y morales que deben normar la conducta de todos los dominicanos y en especial de sus dirigentes. Pero además, tratando de que se enmarquen dentro del respeto a las disciplinas y normativas que cada organización o institución debe cumplir.
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Los empresarios, profesionales y los políticos tienen todo el derecho de actuar según la disciplina de sus organizaciones, según está consagrado en la constitución y las leyes, pero teniendo presentes que sus actuaciones deben estar enmarcadas dentro del respeto que se merece el pueblo, no solo sus afiliados con quienes han contraído compromisos y responsabilidades.
Nadie debería asustarse ni preocuparse por cualquier calificación de algún sacerdote o religioso al definir determinada situación. Por el contrario, la nación se siente agradecida de que públicamente se hagan señalamientos, pues son claros indicios del deseo de orientar y enmendar.
He expresado y lo repito, que las acciones empresariales, sindicales, profesionales, políticas así como las demás actividades que se desarrollan enmarcadas dentro de cualquier organización, no son veladas artísticas privadas ni mucho menos transmisiones en circuito cerrado para sus miembros, grupos o sector; sino que, sobre todo hoy día con el desarrollo de la información, se tratan de actuaciones absolutamente públicas, en las que todos los ciudadanos tienen pleno derecho a participar, sin pagar entrada y sin ningún tipo de restricción.
Las actuaciones de los líderes de cualquier actividad, son las principales obras teatrales que puedan realizarse. En ellas participan todos los espectadores sin importar filiación, raza o edad. Y como tal, todos están sujetos a todas las críticas de parte del público.
Por eso es tan importante saber cómo actuar. Porque los espectadores, que son todos los ciudadanos, que a su vez han tenido la oportunidad de ver muchas obras y actores durante mucho tiempo, tienen, aunque algunos no lo reconozcan, la capacidad de determinar cuáles actores fueron malos, mediocres o buenos. Y eso, pienso yo, es lo que en cierto modo le preocupa a obispos, sacerdotes y a la iglesia. Para que siempre haya decisión en continuar las buenas acciones apegadas a la ética y a la moral. Manteniendo y aumentando la esperanza que todo creyente debe tener.