La caída estrepitosa de Bob Menéndez, senador por el Partido Demócrata de los Estados Unidos, recién presidente del poderoso Comité de Relaciones Exteriores del Senado, forzado a renunciar tras su sometimiento a la justicia por un expediente de corrupción con 16 cargos en su contra, es motivo de lamento en diversos círculos del país pues su condición de hijo de emigrantes cubanos, lo identificó con sus iguales latinos en los EE.UU. de quienes fue un constante defensor.
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En juicio de poco más de dos meses, fue declarado culpable de los 16 cargos presentados en su contra por un tribunal federal de la ciudad de Nueva York, luego de desestimar llegar a un acuerdo que le garantizaría una pena menor, junto a su esposa Nadine, quien, momentáneamente, está excluida del juicio por una situación de salud.
Entre los cargos que motivaron la sentencia en contra del senador de 70 años de edad, se cuentan los de recibir sobornos de Egipto y Catar para operar, desde su posición, a favor de los intereses de estas naciones en los EE.UU. Triste y deshonroso final para un político exitoso que debió terminar de otra manera pero que, al parecer, se dejó llevar por las tentaciones propias del poder político corruptor.