Por MANASÉS SEPÚLVEDA
Cada año, a mediados de abril, la Bahía de Samaná y el Santuario del Banco de la Plata reciben a las ballenas jorobadas, lo que constituye uno de los espectáculos naturales más impresionantes del mar territorial dominicano.
Constituyen una especie en extinción y prácticamente el 85 por ciento de las que existen en el mundo visita la República Dominicana cada año, desde siete puntos del Atlántico Norte. Algunos de esos puntos son tan distantes como Finlandia y Groenlandia, a más o menos siete mil kilómetros, para aparearse.
La llegada de estas visitantes tan singulares produce gran expectación en la provincia de Samaná. Es una de las especies favoritas para los observadores alrededor del mundo y ha motivado numerosos estudios.
La temporada de ballenas jorobadas es muy importante, porque es el principal recurso económico que dispone la provincia de Samaná ya que recibe miles de turistas nacionales e internacionales cada año.
Al ser lugares importantes para la reproducción de esta especie, tanto el Banco de la Plata como la Bahía de Samaná son áreas protegidas bajo la categoría de Santuario de Mamíferos Marinos.
Recientemente la Secretaría de Medio Ambiente firmó con instituciones que inciden en la Bahía de Samaná, un memorándum de entendimiento para el co-manejo de la temporada de observación.
Esta temporada tiene la grata noticia de que por primera vez se incluirán botes que partirán desde Miches para llevar visitantes.
En esta temporada, cuando de nuevo el Santuario del Banco de la Plata, en Samaná, recibe las ballenas jorobadas, las autoridades de la Secretaría de Medio Ambiente planean la supervisión todas las embarcaciones para dar seguridad a los visitantes, requiriéndoles que tengan radio de comunicación, cursos de primeros auxilios y de atención al cliente a través de entrenamientos con la ayuda de la Defensa Civil.
No se permitirá que las embarcaciones lleven más personas del número permitido. Este año fueron aprobados 43 barcos para la observación de las ballenas.
Otras de las reglas establecidas son la velocidad de los barcos y la seguridad de la estructura física, para garantizar la seguridad de los visitantes.
Todos los esfuerzos, tanto del sector oficial como del privado, se orientan a respetar la identidad de estos mamíferos marinos y su hábitat, facilitar la educación ambiental tanto de la comunidad como de los visitantes, promover la recreación e impulsar el ecoturismo.
Descripción de las ballenas jorabadas
Las ballenas jorobadas miden aproximadamente 15 metros de largo.
Su nombre se debe a la forma de joroba que tienen en la base de la aleta dorsal, de color blanco y larga. Sus aletas conforman un tercio de su cuerpo.
Tienen la particularidad de los diseños en blanco y negro de su cola, que junto a cicatrices, son una especie de «huellas digitales» que permite a los científicos identificarlas cuando se sumergen.
El promedio de vida de ellas está entre 40 y 50 años y en ese ciclo se desenvuelven en dos lugares: uno en el Atlántico Norte que constituye su zona de alimentación y otra en el Caribe donde se reproducen.
Las ballenas jorobadas alcanzan su madurez sexual a los 4 años y las hembras empiezan a reproducirse a los 5 o 6 años y paren una cría cada dos años.
Una de las partes más importantes durante la reproducción es el canto de los machos con sonidos que asemejan acordes musicales.
En ocasiones se juntan hasta más de 20 machos que compiten para aparearse con una hembra fértil.
De manera general, todos los ejemplares de la especie muestran conductas llamativas para los observadores, como son los saltos que resultan majestuosos.
Las ballenas jorobadas que llegan a las aguas dominicanas provienen del Atlántico Norte, especifícamente del Golfo de Maine, el Golfo de San Lorenzo, Terranova-Labrador (al Este de Canadá), Groenlandia e Islandia.
Invitación
La Secretaría de Turismo, a través del subsecretario de la zona Noroeste, Miguel Bezi, extendió una invitación a dominicanos y extranjeros para que disfruten de la temporada de la observación de las ballenas en la Bahía de Samaná y el Banco de la Plata.
El funcionario de Turismo explicó que la temporada de observación de ballenas inició el pasado 15 de enero y culmina en el mes de abril.
«Samaná siempre está en disposición de recibir con todo el corazón a quienes decidan visitar y disfrutar de toda la oferta turística que brinda ese paradisiaco lugar», destacó Bezi.
Todos los años, entre los meses de diciembre y abril, unas 3.000 ballenas jorobadas vienen a reproducirse en las cálidas aguas de las costas del Océano Atlántico. Estos cetáceos tocan aguas nacionales luego de haber pasado la primavera, el verano y el otoño en las aguas frías del Norte, como el Golfo de San Lorenzo, Terranova, Groenlandia e Islandia, donde pasan estas estaciones alimentándose de peces y camarones pequeños.
Debido a la importancia que reviste la presencia de estos animales, en 1986 el Poder Ejecutivo declaró la zona del Banco de la Plata y la Bahía de Samaná como Santuario de Mamíferos Marinos.