Lisboa (EFE).- El informe de resultados del portugués Banco Espírito Santo (BES) saca a la luz un rosario de cifras ocultas hasta ahora y que cuestionan la transparencia en la gestión de la entidad por parte de su anterior equipo directivo.
Las multimillonarias pérdidas provocaron que el banco ni siquiera cumpla ahora los ratios de solvencia exigidos por las autoridades europeas, lo que le obligará a hacer en breve una nueva ampliación de capital que los analistas cifran en 4.000 millones de euros.
El propio Banco de Portugal, encargado de supervisar el sector financiero luso, admitió que existen indicios de «actos de gestión gravemente perjudiciales para los intereses del BES y un claro incumplimiento» de sus órdenes, por lo que anunció una auditoría que evaluará si se cometieron «ilegalidades» y, en caso de que así sea, adoptará acciones judiciales.
Todos los focos apuntan a Ricardo Salgado, presidente de la entidad durante 22 años -dejó el cargo hace apenas dos semanas a instancias, precisamente, del banco central-, y al resto de su equipo.
Con nuevos gestores desde hace quince días, el BES pretendió presentar con «luz y taquígrafos» su verdadera situación financiera y elevó sus pérdidas hasta los 3.577 millones de euros, de los cuales el 93 % se debieron a «contingencias extraordinarias».
El primero de estos hechos inesperados se debe a la necesidad de «hacer frente a la exposición a empresas del Grupo Espírito Santo», conglomerado empresarial al que también pertenece el BES y en cuyo seno existen varias sociedades al borde de la quiebra.
El banco decidió dedicar 1.200 millones de euros a provisiones para compensar los créditos concedidos a compañías que forman parte de este mismo grupo.
Además, la entidad vendió en sus oficinas 3.100 millones de euros -una tercera parte a particulares- en títulos de deuda de esas mismas firmas, ahora en riesgo de insolvencia, por lo que destinó 856 millones de euros más en provisiones para proteger a sus clientes en caso de que no vean reembolsada su inversión.
Las históricas pérdidas de la entidad en el primer semestre del año incluyen, asimismo, la «anulación de intereses incobrables sobre el crédito concedido por el BES Angola», el «agravamiento del riesgo en la cartera de crédito» y un «reconocimiento de la devaluación» de su participación en Portugal Telecom, que estaba sin actualizar.
Además, fueron detectadas cuatro sociedades con deuda del BES en sus manos y que no figuraban en las cuentas consolidadas, lo que llevó a sus responsables a dirigir otros 767 millones de euros en provisiones por este motivo.
Este descubrimiento, junto al resto de «contingencias», será examinado al detalle por el Consejo de Administración del banco, que ya anunció que adoptará «todas las medidas a su alcance para recuperar (…) los perjuicios causados por hipotéticos comportamientos ilegales», incluido el recurso a los tribunales.
Sin todos estos «hechos de naturaleza extraordinaria», las pérdidas de la entidad se limitarían a 255 millones de euros, en línea con las registradas por otros bancos lusos.
En tres meses los activos del BES se redujeron más de un 2 %, hasta los 80.216 millones de euros, lo que le hace dejar de ser el principal banco luso en este apartado, superado -aunque por escasa diferencia- por el Banco Comercial Portugués (BCP).
El reconocimiento de las mayores pérdidas de su historia conlleva, asimismo, la necesidad de volver a acometer una operación de ampliación de capital apenas dos meses después de concluir otra.
El ratio de solvencia «Tier 1» se sitúa ahora en el 5 %, lejos del 9,8 % que presentaba tres meses atrás e inferior también al mínimo del 7 % exigido por las autoridades europeas.
También se especula con la posibilidad de que la entidad acabe por recurrir a fondos públicos, tal y como hicieran otros bancos lusos en el pasado, ya que existe un remanente sin gastar de la línea de 12.000 millones de euros incluida en el rescate de Portugal reservada para la capitalización del sector financiero.
El BES considera a África, Brasil y España como parte de su «triángulo estratégico» del lado de su actividad internacional, categoría en la que también multiplicó sus pérdidas, arrastrado sobre todo por Angola.
En Brasil ganó 5,2 millones de euros en el primer semestre del año, en España perdió 11,7 millones de euros (una mejora del 17 % respecto al ejercicio anterior) y entre Angola, Mozambique, Cabo Verde, Libia y Argelia registró pérdidas de 178,5 millones de euros.