Yo me alegré con los que me decían: «¡A la casa de Jehová iremos!»2 Nuestros pies estuvierondentro de tus puertas, Jerusalén.3 Jerusalén, que ha sido edificada como una ciudad que está bien unida entre sí. 4 Allá subieron las tribus, las tribus de Jah, conforme al testimonio dado a Israel, para alabar el nombre de Jehová, 5 porque allá están las sillas del juicio, los tronos de la casa de David. 6 Pedid por la paz de Jerusalén; ¡sean prosperados los que te aman!” (Salmo 122:1-6).
El Gobierno de Israel acaba de aprobar un presupuesto de unos 75 millones de dólares para hacer excavaciones en la ciudad de Jerusalén para establecer más vínculos históricos y arqueológicos entre esa ciudad, Israel y los judíos.
Y el tema viene a colación porque los Estados Unidos aprobó mover su embajada desde la ciudad de Tel Aviv a Jerusalén, reconociendo que esta, y no otra, es la capital de Israel.
Y aunque la mayoría de los países de las Naciones Unidas se oponen a esa decisión del presidente Trump, la decisión norteamericana es la más correcta porque se ampara en la verdad.
Y la decisión que ha tomado el presidente de Guatemala, Jimmy Morales, en seguir a Trump también es la más correcta.
Si reconocemos que la Biblia es la palabra de Dios, el salmo 122 nos enseña cómo el pueblo de Israel se alegraba con los que decían a la casa de Jehová iremos (a Jerusalén). (versículo 1). Existía y aún está vigente la costumbre de celebración de diferentes fiestas para recordar la presencia de Jehová en Jerusalán.
Los peregrinos judíos en su camino de subida a Jerusalén, alrededor de 800 metros de elevación, cantaban para las grandes fiestas anuales. La gente iba cantando esos cánticos desde muy lejos hasta que llegaba al templo. Y esos cánticos incluían el salmo 120 que pedía a Dios que lo alejara de la lengua engañosa y fraudulenta; y también incluía el Salmo 121, que empieza diciendo: ¿De dónde viene mi socorro? Mi socorro viene de Jehová que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel. (versículos del 1-4). Jerusalén está en el corazón del pueblo judío, desde los tiempos de Abraham, Nehemías, Jeremías, Rut y David.
El mover la embajada de Estados Unidos, de Guatemala o de cualquier otra nación a Jerusalén es la más correcta; se ampara en Dios, en la verdad, en la Biblia; en la historia y en las tradiciones y en el corazón del pueblo escogido por Dios, Israel.