No al miedo y la amenaza, porque perjudican la salud mental
En días pasados participé en una conferencia Webinar (por zoom), auspiciada por los Laboratorios Bussie a nombre de su memantina «Cordure», producto que usamos para los procesos de pérdida de la memoria. Le prometí comentarla a su representante ético, el Sr. Antonio Troncoso, a quien agradezco sus atenciones para que yo lograra la conexión con este evento internacional.
En una conferencia magistral, el Dr. Sergio Rojtenberg, profesor de Psiquiatría de la Universidad de Buenos Aires, revisó varios de los aspectos emocionales en esta circunstancia viral en que vivimos. Asimismo, esta semana, la prestigiosa revista «The Lancet Psychiatry» publica una investigación donde se señala que uno de cada cinco afectados por covid-19 desarrolla una enfermedad mental en un plazo de 90 días tras dar positivo por coronavirus.
Entre los padecimientos mentales están: trastornos de ansiedad, de adaptación, de estrés postraumático, a los que se añaden pánico, insomnio, incluso demencias. Este estudio está basado en más de 62 mil infectados. Cifra en verdad alarmante, pues también una investigación de la Universidad de Oxford confirma que las personas con un diagnóstico mental anterior son un 65% más vulnerables de contagiarse con el virus y por tanto, hace estas condiciones mentales de gran riesgo (Dr. Max Taquet).
Hoy sabemos que el covid-19, también provoca una fortísima reacción a nivel del sistema nervioso central: se han visto casos de encefalitis iniciados en China (inflamación del tejido cerebral), casos de encefalopatías que narcotizaban el cerebro y muchos casos de derrames cerebrales (ACV), con severa atrofia cortical secundaria, pérdida del olfato y el gusto, cefaleas y nada a decir de los numerosos aspectos psicológicos y psiquiátricos.
De manera normal todos reaccionamos frente a cualquier agresión y esto lógicamente nos ayuda a sobrevivir. Si valoramos todos los factores de riesgo que conocemos desde la edad avanzada: hipertensión, obesidad, diabetes, problemas pulmonares, problemas mentales, vivir en hacinamiento, no respetar el distanciamiento ni el uso de las mascarillas, etc. Ante todos estos factores potenciales debemos suponer entonces que en nuestro país serían miles el número de personas en condición de riesgo mayor ante un contagio.
Los problemas de violencia intrafamiliar, depresión, distimias, irritabilidad emocional, el aumento del consumo de alcohol y sus combinaciones, el fumar, abuso de drogas, los trastornos del sueño, las crisis alimentarias y económicas, todas de manera lógica han aumentado.
Algo de importancia es que en los países de bajos ingresos con situaciones estresantes como las actuales el principal grupo con intentos de suicidios lo componen los adolescentes, empieza a partir de los catorce años y aumenta hasta los 25 años. Sabemos que lo importante en el estrés no es como que agrede, sino como uno reacciona ante esa agresión, iniciando una cascada de secreción de sustancias estimulantes como el cortisol y el glutamato que pueden dañar nuestro cerebro y corazón.
Las conductas de inobservancia a las recomendaciones que hantratado de explicarse en esta pandemia, es lo que se llamala «fatiga conductual», donde por el hecho de las mascarillas, cerrar todo temprano y obligar al confinamiento en elhogar ha condicionado a muchos a una falta de adherencia generalizada a las normas recomendadas para el manejo de la crisis.Muchos no resisten estos encierros y los rígidos controles, y se desacatan de manera muy irresponsable. Esto se vio en Inglaterra, donde hubo un retraso en la implementación de las medidas de confinamiento y terminó conun resultado catastrófico, con un elevadísimo número de muertes, abrumador aumento que lo estamos viendo por igual y de nuevo en gran parte de Europa. En algunas investigaciones psicológicas actuales en esta pandemia se está usando para explicar estas erráticas y desafiantes conductas sociales, el término«fatiga del comportamiento» es un nuevo vocablo mal definido, que no tiene base científica en las ciencias del comportamiento.
Permítanme terminar con un poema del pastor luterano Martin Niemoller, enemigo de Hitler, quien, cuando lo fueron a buscar detenido dijo: «Ahora vienen por mí pero ya es tarde. No al miedo, ni a la amenaza, porque perjudican la salud mental. Sí, a la educación, a la concientización, al cuidado, a la prevención y a la esperanza». Estos versos no pueden ser más actuales, hoy años y hoy encajan perfectamente en nuestra realidad actual. Gritemos todos un entusiasta y estruendoso sí a la esperanza. ¡Todo esto pasará!