Al leer esta afirmación me pregunté: ¿No es demasiado ambicioso pretender describir y descubrir lo dominicano?
No me presento y menos aún me vendo como un escribano representante de una u otra disciplina social o humanística. Mi ropaje es lógico y multidisciplinario. Depende y me nutro sistemáticamente de todas las formas diversas de discernimiento disciplinario disponibles a mi alcance. Y por eso, si algo es de observar y criticar, eso es que solo me conformo con retener de otros en la medida en que puedan ser pertinentes a la temática que abordo (…).
A este ejercicio de retención de hechos e ideas descubiertos y expuestos previamente por investigadores reconocidos tan solo añado un esfuerzo conceptual: organizar los hallazgos en espacio y tiempo para así analizar, por la vía inductiva (…). Debido a este esfuerzo académico, este trabajo no es ni pretende ser más que un ensayo de correspondencias entre el mundo empírico de los hechos y el teórico de las ideas y conceptos que mejor los explica. Fernando Ferrán [i]
Hace unos días Fernando Ferrán puso a circular en el Banco Central su obra “Los Herederos. ADN cultural de los dominicanos.”. Fue puesto a circular con otras obras publicadas por el Departamento Cultural del banco, que dirige el muy apreciado amigo José Alcántara. No podía dejar de ir al acto. Tenía que cumplir con el amigo y compañero de labores de muchos años.
Desde que lo tuve en mis manos me llamó poderosamente la atención. El título es, sin duda alguna, muy atractivo y motiva a la lectura. ¿Qué querría exponer Fernando en este libro? Al ojearlo me llegaron a la mente dos obras que me impactaron hace muchos años. El primero es el icónico libro del historiador holandés Harry Hoetink “El pueblo dominicano. 1850-1900”, publicado por la, entonces UCMM en 1971. Esta obra fue fundamental en mi formación académica, porque intenta presentar y explicar la República Dominicana después de la independencia. El propio Ferrán lo cita en varias oportunidades en su libro. La segunda obra fue escrita por Claudio Véliz “The centralist Tradition of Latin American”, publicado por la Universidad de Princeton en 1980. El planteamiento de Véliz es que el centralismo de Latinoamérica es producto de la colonización española, más específicamente del modelo de las encomiendas y los repartimientos.
Comencé a leerlo con cierta avidez, pues quería saber cuál era el planteamiento de fondo del autor. La obra, de unas 400 páginas, está dividida en siete partes y un largo prefacio.En el prefacio agradece a los amigos que le ayudaron en la reflexión y leyeron sus borradores. Casi desde el inicio define la obra: “La perspectiva desde la cual abordo la configuración sociocultural del pueblo dominicano es difícil de cernir. Dada su complejidad, resulta más fácil afirmar cuál no es que decir de manera clara y precisa en qué consiste. No es antropológica y tampoco filosófica, como podría suponerse. Mucho menos histórica, económica, sociológica, política. Nada que ver con una recopilación antológica o con una creación artística o poética. Para colmo de dificultad metodológica y conceptual, la perspectiva intelectual es diacrónica, multidimensional e inductiva.” [ii] La pregunta que se impone es ¿Qué es la obra? Si no es científica, entonces es meramente especulativa.
Acto seguido comienza a exponer su punto de partida: el ADN o código cultural del dominicano. “Hasta prueba de lo contrario, la unidad de cualquier sociedad -incluyendo la dominicana- procede de ese ADN cultural que, como las células madres del cuerpo humano, se renueva continuamente sin por ello dejar de sustentarlo. Discerniendo sus elementos constitutivos y explicando sus respectivas conformaciones, transformaciones e incluso deformaciones, adquiere valor y verdad hablar de lo dominicano, del ser dominicano, no en abstracto y metafísicamente, sino a partir de la constitución de un conglomerado poblacional compuesto por los herederos, en tanto que sucesores de sus ancestros.” [iii]
Al leer esta afirmación me pregunté: ¿No es demasiado ambicioso pretender describir y descubrir lo dominicano? ¿Cuál es nuestro ADN? ¿Existe un ADN? ¿Podría hacerse esa adecuación de un concepto biológico a un plano cultural? Asumo como positivo el esfuerzo por entender nuestra sociedad, su historia y su cultura, pero me parece arriesgado y pretencioso el intento de Ferrán.
En el largo prefacio, el autor explica que parte su análisis a partir del siglo XIX, específicamente a partir de febrero de 1844, que es para él y otros autores, el momento en que se conforma el pueblo dominicano independiente. ¿No es arbitraria la selección?¿O acaso el ADN del dominicano no tiene elementos de la época colonial, con sus crisis y abandonos? ¿O de la ocupación haitiana que duró 22 años, abolió la esclavitud, intentó quitar el poder a los hateros y abogó por la pequeña producción tabacalera?
En el prólogo Ferrán hace advertencias heurísticas o acaso ¿justificaciones de sus especulaciones? Son tres:
1. Invita a la lectura de la obra de dos maneras: una, el texto mismo; la otra, las notas.
2. Justifica sus aseveraciones especulativas en un planteamiento que él denomina como “la teoría de la evolución de la antropología física”, ya que entre “un fósil y otro de los pocos que trazan el advenimiento de la especie humana hay cientos de dudas y miles de lagunas documentales…”[iv]
3. Y la tercera afirma que en él queda todavía algo del espíritu cartesiano, no en tanto que su racionalismo moderno, sino su propósito reflexivo.
Finaliza el prólogo, y con esta cita finalizo mi artículo, diciendo: “Con ese espíritu anti-catequista e inconforme me acojo a esa escuela y modo de pensar cuando procuro escudriñar la realidad dominicana, pero sin para ello hacer reverencia ni propaganda a una u otra ideología o ideólogo en boga, en o fuera del país.”[v]
[i] Fernando Ferrán, Los herederos. El ADN cultural de los dominicanos, Santo Domingo, Colección del Banco Central de la República Dominicana, Volumen 263, Serie Ciencias Sociales No. 41, 2019, pp. 19 y 20.
[ii] Ibidem., p. 19.
[iii] Ibidem, p. 31.
[iv] Ibidem, p. 35.
[v] Ibidem, p. 37.
Asumo como positivo el esfuerzo por entender nuestra sociedad, su historia y su cultura, pero me parece arriesgado y pretencioso el intento de Ferrán.