Las flores que molestaron a Freddy Beras Goico

Las flores que molestaron a Freddy Beras Goico

Chichí de Jesús Reyes

Un “corre-corre” de grandes proporciones se armó en el departamento de Sanidad Vegetal de la Secretaría de Agricultura (hoy Ministerio) luego que un inspector fitosanitario de puesto en el aeropuerto Las Américas incautara un arreglo de flores enviado por el productor de TV, Freddy Beras Goico a su prima, la cantante Charityn, a su regreso de Puerto Rico.

Charityn llegó al país a principios del mes de abril de 1988 y don Freddy la quiso halagar con la presentación de unas bellísimas flores, que el inspector Noa Peniel Peña, entendió erróneamente que el arreglo lo había traído consigo la afamada cantante. Inclusive Charityn mostró al inspector la tarjeta que acompañaba el manojo de flores, lo que constituía una prueba evidente de que las mismas eran locales, que no habían llegado desde el exterior, y por tanto, no merecían ser sometidas a inspecciones sanitarias como establecen las leyes.

Un compañero de Peniel Peña le advirtió la situación del caso, pero el inspector no entró en nada e incautó el finísimo presente enviado por Beras Goico a su querida prima. Pero ni las instrucciones impartidas por vía telefónica desde el despacho del Secretario Amézquita, hicieron que el técnico desistiera de su hostil actitud y devolviera el arreglo a su auténtica propietaria.

El incidente no quedo ahí y tomó otras repercusiones que provocaron que el productor de programas de televisión anunciara su decisión de suspender su colaboración y respaldo logístico a las actividades que realizaban las dependencias del gobierno, particularmente la Secretaría de Agricultura, cuyas labores difundía con mucha frecuencia, y de manera gratuita, en sus programas televisivos Nosotros a las 8 y El Gordo de La Semana.

En unas declaraciones ofrecidas al vespertino El Nacional Beras Goico expresó: “No sé con que tipo de persona está usted (el técnico) acostumbrado a lidiar, lo que sí puedo asegurarle es que no va a encontrar expedientes, ni en esa secretaría ni en ninguna otra, que pueda poner en duda mi moralidad. Lamento defraudarlo, señor Peña. Sin embargo, le agradezco el que me haya recordado lo del documental, ya que en lo sucesivo voy a cobrar todos los trabajos que acostumbro hacer gratis, no solo para la secretaría de Agricultura, sino para muchas entidades oficiales, que como en el caso del proyecto La Cruz, de Manzanillo, la diversificación agrícola del CEA, el proyecto Jigüey-Aguacate y muchos oros que podía enumerar, jamás he cobrado un solo centavo”.

“Le reitero a usted mi felicitación por ser un funcionario tan eficiente, pero le mantengo mi reproche por su actitud poco caballerosa frente a cualquier dama. Por otra parte, siempre me he sentido un ser humano que pueda cometer errores, así como lo suficientemente equilibrado para saber enmendarlos. Jamás me ha pasado por la mente el hecho de que a usted le quiten su trabajo y su sustento por un simple error, créame que no podría dormir. Una vez, por una actitud que caía dentro de un plano personal frente a mí, un superior hizo cancelar a un joven que trabajaba en la Aduanas y fui yo quien movió cielo y tierra para que lo restituyeran hasta que lo logre. Si acaso me exprese así, dentro de mi momento de indignación, le presento a usted mis excusas por ello, pero sin dejar establecida mi protesta anterior. Me despido de usted dejándole abierta la opción de que me considere su amigo”.

Peniel Peña, de manera inconsulta y sin contar con el aval de sus superiores, cometió la osadía de enviar una comunicación a Beras Goico, donde expone una serie de particularidades totalmente ajenas al inicio.

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