“La mejor forma de cumplir con la palabra empeñada es no darla jamás”, Napoleón Bonaparte.
La historia profunda de mi vida está vinculada al poder de las palabras, y su influencia para manifestar la realidad que vivo. Sabiendo que buscando las palabras se encuentran los pensamientos, evito pensar y decir lo que deseo sortear. Me he entrenado para usar con pulcritud las palabras, a fin de darle fuerza a lo que declaro.
Cada día me muestra el potencial terapéutico del verbo, y me ayuda a ser una co-creadora consciente. Ha medida que he ido madurando, hago esfuerzos constantes por ser coherente, para ir en la dirección de lo que declaro desear. Le doy un gran valor a las promesas, sobretodo a las que he hecho yo misma.
La promesa es una de las compañías favoritas del amor. Al prometer empeñamosnuestro poder y fidelidad. Una promesa es un acuerdo que hacemos. Expresa la voluntad de hacer algo por alguien -o algo- dentro de un plazo, por lo que con frecuencia empeña nuestro honor.
La palabra promesa viene del latín “promissus”, que está formada por dos partes; el prefijo “pro”, que significa “antes”, y “missus”, que es el participio del verbo “mittere”, que puede traducirse como “arrojar”. La promesa hecha por alguien confiable tiene el poder para transformar la mente y la actitud de una persona, y encender el motor de la imaginación e inspiración.
Es curioso que en hebreo no hay una palabra especial para designar la noción de “promesa”. El sentido de ella se expresa a través de una constelación de voces: palabra, juramento, bendición, herencia y tierra prometida. La palabra que los judíos utilizan para significar una promesa es “epangelia”, que subraya el valor de “la palabra dada”.
La promesa tiene su valor en el cumplimiento que ocurre a través del tiempo. Llegado el momento, si la persona no cumple con su promesa, habrá perdido el crédito o el respeto ante quien prometió. Entonces, ¿qué pasa cuando incumplimos una promesa que nos hicimos a nosotros mismos? ¿Haz dicho alguna vez que no volverías a hacer algo, y al cabo de un tiempo lo haz hecho? ¡Eso es lo que me ha ocurrido a mi!
Una de las decisiones más drásticas y firmes que he tomado en mi vida, fue dejar mi empleo en una fabulosa y prestigiosa compañía farmacéutica, para emprender un negocio en el que no tenía ningún tipo de experiencia, pero si mucha pasión: Misti-K, una pequeña tienda esotérica en la que ofrecía todo los recursos que habían transformado mi vida.
Luego de cuatro años, múltiples circunstancias me llevaron a tomar la decisión de vender el local y liquidar la mercancía, para cerrar mi aventura de empresaria. Misti-K le brindó una fuerza desconocida y muy valiosa al nombre de Karina Pereyra, que a partir de ahí se convirtió en un “producto” cuya comercialización me ha permitido vivir dignamente de lo que disfruto hacer: acompañar a las personas en su crecimiento autoconsciente.
Sin embargo, las experiencias financieras con la tienda me dejaron una marca: “Karina, no eres comerciante”. Así, cuando me decían si alguna vez volvería a tener negocio contestaba: “¡nunca más!, estoy fabulosamente bien con la consulta y los talleres”. Me prometí a mi misma no volverme a estresar con temas de empleados, bancos, impuestos, cuentas por cobrar, etc.
De este modo, cuando recibí la inspiración de crear “Mezcla”, escuela caribeña de Chamanismo y constelaciones familiares, ¡todas las resistencias se activaron! De un modo inconsciente, se despertaron todos los miedos de mi primera experiencia empresarial. ¡Yo que creí que era prueba superada!
Con frecuencia, el miedo hace que evitemos hacer precisamente lo que más deseamos. Aunque sentía mucho entusiasmo con la idea de volver a emprender algo importante para mí, el tiempo pasaba y no avanzaba gran cosa. ¡Qué impotencia!
Hace unas semanas, empecé un grupo de oración para transformar nuestras consciencias de prosperidad. Una de las actividades era hacer ante todos una declaración de aquello que deseamos lograr, para que el grupo nos ayude a sostenerlo, permitiéndonos ver los engaños de nuestro ego. ¿Sabes qué ocurrió? Una de mis compañeras de grupo removió lo que mi vieja consciencia de escasez usaba como obstáculo: encontrar un local agradable, bien situado, espacioso, y ¡a buen precio!
¿Podría ir más allá de mis limitaciones?Mateo 17:20 dice: “…nada les sería imposible”. El fin de semana, hablando del proyecto con unos amigos, me dí cuenta que necesitaba revocar la promesa que me hice a mi misma de no ser emprendedora.
Aunque mantengo la misma pasión por el desarrollo de la consciencia, cuando me lanzé en 1996 no tenía ni un 10% de la experiencia, madurez y conocimientos que tengo ahora.El escritor brazileño Paulo Coelho dijo: “Las personas cambian cuando se dan cuenta del potencial que tienen para cambiar las cosas”.
La dimension material es inpermanente, por ello, el cambio es lo único seguro ¿Cómo confiar en promesas humanas, aunquesean hechas por nosotros mismos? Al final, esas promesas tienen una fecha de vencimiento, que en el mejor de los casos llega con la muerte.
En toda la creaciónlo más confiable es Dios. Desde el principio de todos los tiempos, Dios ha hecho sus obras a través de su palabra que es eterna. Hebreos 1:3 dice: “La Palabra de Dios es lo que sustenta todo lo que existe”. En el momento que elegí entregar mi confianza en las promesas de Dios, poco a poco mis viejos miedos han sido disueltos.
¿A quién entonces debía ser fiel, a sus promesas o a la mías? ¡Sin dudas a las de Él! Me he estado entrenando y fortaleciendo para creer en Dios primero.Uno de los más grandes desafíos que encaramos en la vida es dejar de escapar, para honestamente conocernos a nosotros mismos. Aunque es un proceso sencillo, el ego lo hace difícil de lograr.
Las enseñanzas cabalísticas dicen que el proceso llamado “Teshuvá” (arrepentimiento) puedefacilitar la tarea.Literalmente, el arrepentimiento significa darse vuelta para retornar en otra dirección.Lastimosamente, la inconguencia social sobrevalora el valor de las promesas, forzándonos a mantenerlas aunque vayan en un sentido contrario al amor. ¿No es eso insano?
El sentido de la promesa es servir al amor por medio de la confianza que ofrece.Por esto, anunciopúbicamente la revocación de la promesa que me hice de modo privado.En poco tiempo, compartiré con ustedes el nacimiento “oficial” de Mezcla, y las transformaciones que ha traído a mi vida.
La primera carta a los Corintios (1,5:7) dice: “Limpien la levadura vieja para que sean masa nueva, así como lo son en realidad sin levadura. Porque aún Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado”. Colmada de todas las riquezas, y siendo poseedora de todo tipo de dones de la Gracia, sé que el éxito de esta etapa está asegurado, pues el Espíritu es en en mí una posesión permanente y viva, una unción y un sello.