Vlada Roslyakova desfilando para la firma Ralph Lauren durante la Semana de la Moda de Nueva York, Estados Unidos.EFE/Peter Foley
Madrid, España. De gélida y enigmática belleza, con porte de princesa eslava y aura de zarina, así, es la nueva generación de modelos rusas, que brillan en la pasarela con sus dorados cabellos y su nívea piel.
En poco tiempo, han alcanzado los talones de la pionera y sobresaliente top, Natalia Vodianova, con permiso de la sobresaliente Natasha Poly.
Estas modelos, de ojos claros y tez de porcelana comparten protagonismo sobre las pasarelas con las brasileñas, de piel canela y curvas de infarto.
Natalia Vodianova, de 32 años, es el rostro de toda una generación de modelos rusas. Su vida recuerda al cuento de la cenicienta, por el momento, con final feliz. Modelo, millonaria y filántropa, se mueve en las altas esferas de Londres y París con sus cuatro hijos
Natalia vivió con su madre y sus dos hermanas, una de ella, Oksana, sufrió una parálisis cerebral al nacer y el padre las abandono.
Creció en uno de los barrios más pobres de Nizhny Novgorod, Rusia. No fue fácil, tuvo una infancia dura, desde los seis años trabajo vendiendo fruta y verdura en un puesto callejero. Ella misma ha contado que en su casa “faltaba de todo”.
A pesar de las estrecheces económicas, su madre quiso que Natalia Vodianova recibiera clases de baile, piano y patinaje, una formación que le ha servido de mucho en su carrera como modelo.
Profesionalmente su trayectoria ha sido imparable. Ha trabajado con los mejores diseñadores del mundo de la moda y ha sido la absoluta protagonista de grandes campañas de publicidad con firmas tan importantes como Chanel, Calvin Klein, Donna Karan, Marc Jacobs, Yves Saint Lauren, Dior y Louis Vuitton.
En plena vorágine de éxito, Vodianova dio a luz a su primer hijo con 19 años, fruto de su amor con el aristócrata y multimillonario inglés Justin Portman.
Ya tiene cuatro hijos. Tres con su primer matrimonio y uno con su actual pareja, el empresario francés Antoine Arnault.