Provocó mucha esperanza que simultáneamente tres jefes de Estado fuesen mujeres en Suramérica. Eso era bueno e impensable hace una década. Son presidentas de los tres países más importantes del Cono Sur – Chile, Argentina y Brasil-. Los tres países sufrieron las dictaduras más atroces conocidas en la región. Algunas de esas mandatarias sufrieron prisión, exilio y hasta torturas en cárceles durante las dictaduras de sus respectivos países.
Las tres gobiernan en su segundo mandato. Llegaron con un índice de aceptación increíble. Hoy en día, las encuestas que miden su aceptación o popularidad, las señalan en caída libre. Todas, por la misma razón, la corrupción de sus más cercanos colaboradores las salpica a las tres por igual.
Primero:
Michelle Bachelet, de Chile. Afronta ahora su momento más difícil (31% de aceptación y 61% de rechazo). Los negocios de su hijo, Sebastián Dávalos Bachelet, y su esposa Natalia Compagnon, la han atrapado. El caso fue bautizado como Nueragate, pero ahora ha sido rebautizado como Caso Caval, pero como quiera es lo mismo. Dávalos se hizo aprobar un préstamo de diez millones de dólares un día después que su madre había sido elegida presidenta. Un claro caso de tráfico de influencia y uso indebido de información privilegiada.
Segundo:
Cristina Fernández de Kirchner, de Argentina. Acorralada por la muerte sorpresiva del fiscal Alberto Nismam. Que según, no sólo la opinión pública mundial sino dentro de Argentina también, su asesinato fue ordenado por el Gobierno a sólo horas que él comparecía al Congreso del país.
Se supone, que Nismam denunciaría el contubernio del gobierno de Argentina con el gobierno de Irán y los terroristas de Hezbollah para encubrir el acto terrorista de la Asociación Mundial Israelita Argentina (AMIA). Ese acto terrorista, dejó la friolera de 86 muertos y más de 300 heridos. Nisman llevaba más de ocho años investigando todo, y ya tenía prácticamente el caso resuelto.
Pero no es sólo Cristina. El vicepresidente Amado Boudou, se ha convertido en el primer vicepresidente argentino en comparecer como imputado ante la Jus ticia. Como Vicepresidente, es también titular del Senado. Se le imputa, la compra ilegal de una imprenta de papel moneda a través de testaferros. La Cámara Federal confirmó las acusaciones de la Fiscalía y dejará en manos de un Juez la celebración del juicio oral que podría darse este año.
Pero el escándalo grande contra Cristina vendrá cuando ella esté fuera del poder y se investigue la expropiación de Repsol. La expropió dizque por no invertir suficiente en la exploración y explotación de hidrocarburos. Ella afirmó que eso condujo al país al haber perdido su autoabastecimiento energético, algo que la compañía negó. Se especula – sin pruebas – que Repsol no devolvió la parte del negocio que le correspondía a ella, por haber su difunto esposo aprobado un negocio pasado a Repsol.
Tercero:
Dilma Rousseff, de Brasil, y el escándalo de Lava Jato (Lavado Express). Es la malversación a la estatal brasileña Petrobras. Para algunos, el más grande saqueo de bienes públicos que conoce la historia de Latinoamérica sobre una empresa gubernamental. Al principio, se pensó que el desfalco sería cerca de 4.000 millones de dólares, pero la cuenta dicen algunos, podría pasar de los 50,000 millones de dólares.
Pero el caso se internacionaliza ahora, cuando el Tribunal de Cuentas de la Unión de Brasil, aseguró que unos 201 millones de dólares fueron anticipados sin justificativa en la regular evolución de la obra de la línea del Metro de Los Teques, en Venezuela. Dicho Tribunal es una de las entes de fiscalización de Brasil. La revista Época hace la denuncia, según ellos, tienen evidencia que Odebrecht pagaba sobornos al exterior.
Como si esto fuese poco, el escándalo de sobornos por contratos en Brasil iría “más allá” de Petrobras. Según una lista incautada al cambista Alberto Youssef, preso y acusado por lavado de dinero – ahora cooperando con los fiscales – los tentáculos de las constructoras brasileñas llegan hasta Uruguay.
En fín, que las Tres Amigas andan en problemas serios. Es una verdadera lástima que eso ocurra. La realidad es, que la corrupción arropa la mayoría de los países latinos. Los gobernantes de turno – no importa el genero -, en contubernio con empresarios y militares, han saqueado las riquezas de esas desventuradas naciones. Ni más, ni menos.