Cada 19 de mayo se celebra el Día Mundial de la Donación de Leche Materna, para rendir homenaje a las madres que participan en la noble práctica de donar leche materna, a recién nacidos que no pueden ser amamantados por sus madres por causas diversas, como enfermedades e intolerancia a las fórmulas de leche artificial.
La lactancia materna debe ser un tema de todos los días, porque impacta la vida de los seres humanos de una manera extraordinaria, mejorando la calidad de vida desde el nacimiento y evidenciado sus beneficios aún en la adultez.
Los beneficios de la lactancia comienzan desde el mismo momento del parto y nacimiento de la criatura. En lo que tiene que ver con la madre, al colocarle el recién nacido al seno durante la primera hora de vida, disminuye el sangrado post parto, reduciendo el riesgo de anemia y muerte materna por hemorragias.
Las mujeres que amamantan a sus hijos tienen un riesgo menor de padecer diabetes, cáncer de seno y ovarios.
El hecho de lactar a su bebé le ayuda a recuperar la figura y el peso ganado durante el embarazo.
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El recién nacido es el gran beneficiado, porque ayuda a desarrollar su cerebro, al contener nutrientes esenciales como proteínas, grasas, vitaminas y otros.
En lo que respecta a la economía familiar resulta de gran beneficio, en vista que no hay que invertir dinero en comprar sucedáneos de leche materna, y el mismo puede ser utilizado para alimentar a otros hijos, o en otras necesidades.
También, el niño amamantado de forma exclusiva hasta los seis meses, y que continua con seno y alimentación complementaria hasta los dos años, tendrá menos visitas al médico por enfermedad que el resto de los niños no lactados.
Durante el nacimiento, el recién nacido debe ser colocado en el pecho de la madre para que este inicie la lactancia (apego precoz).
Se ha determinado que ese contacto, piel con piel, estrecha los lazos afectivos entre madre e hijo y asegura un excelente inicio para la lactancia materna.