Aquellos fueron los días del cólera. Corría el 2010 y el miedo nos embargaba: los nombres de Florentino Ariza y la viuda Fermina Daza sacudían nuestras almas desde el 15 de noviembre cuando se confirmó el primer caso en Higüey.
A principios de diciembre ya había casos en Elías Piña (39), San Juan (29), Santiago (30) y Santo Domingo (17). La situación fue tal que el 31 de diciembre alcanzábamos 662 casos sospechosos y cerca de 11 defunciones. Un año después, en diciembre del 2011, los nuevos casos eran 21,000 y los fallecimientos 371, mientras que en el 2012 hubo 7,860 casos nuevos y 66 muertes. Del 2013 solo hay datos hasta el 25 de mayo, con 1,016 casos y 19 fallecidos.
En total fueron 30,538 casos sospechosos y 467 defunciones en dos años y medio, según el informe “El cólera en República Dominicana incidencia, propagación y mortalidad”, del Observatorio Político Dominicano (OPD), una iniciativa de la Fundación Global, Democracia y Desarrollo (FUNGLODE), que preside el expresidente Leonel Fernández.
Fernández fue, por demás, el presidente del país en 21 de esos 30 meses del cólera. A pesar de ello, hoy la Fuerza del Pueblo, su partido, critica el manejo actual aunque se han reportado 17 casos desde octubre del 2022. Resulta menuda la diferencia.