Estamos avanzando políticamente, pues parece que la oposición no solo sabe oponerse a todo lo que diga, haga o deje de hacer el gobierno de Luis Abinader. El expresidente Leonel Fernández, líder de la Fuerza del Pueblo, ha sido capaz de reconocerle algo bueno: calificó como “una obra maestra de ciencia ficción” el discurso de rendición de cuentas del mandatario. y ya se sabe que toda obra maestra, sea de la naturaleza que sea, le debe a un hombre o una mujer de talento su creación.
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Pero pongamos ironías y sarcasmos aparte para decir que el veterano político, con tres períodos presidenciales en sus alforjas, sigue demostrando que lo que mejor sabe hacer, desde que descubrió su vocación de Presidente de la República perpetuo, es discursear desde un podio. Y desde esa condición, que le ha permitido sin ningún apuro ni esfuerzo convertirse en el principal líder de la oposición, era previsible que en su discurso para rebatir el discurso (valga la redundancia) de rendición de cuentas criticara todo lo criticable; desde la forma en que el gobierno ha manejado la crisis haitiana, el endeudamiento público y la economía, hasta la inflación y los altos precios. Todo eso armado de su retórica de encantador de serpientes, a lo que hay que agregar su falta de memoria (o de escrúpulos) a la hora de criticarle a los otros las cosas que no hizo durante sus gobiernos o en las que fue reincidente y no se dio por enterado.
Lo que ha provocado que de cuando en cuando y cada vez con más frecuencia alguien se lo estruje en la cara, pues ahora existe una memoria colectiva no solo fiel a los hechos y la forma en que ocurrieron sino también fácil de consultar que se llama Google. Y ha sido gracias a ese milagro tecnológico que se ha puesto en evidencia, de manera palmaria, la selectividad de su memoria, que la política mal entendida y peor practicada ha convertido en una cualidad necesaria en aquellos líderes que han hecho de la búsqueda del poder por el poder la razón de su existencia.