El sistema de salud del país se mantiene en una larga agonía que ha sido la excusa de los sucesivos gobiernos para coger prestados miles de millones de dólares que con el paso de los años aumentan la deuda pública que deben pagar los pacientes sin recibir aunque fuera una dosis de atención que disminuya sus padecimientos.
Un reciente estudio realizado por la Alianza por el Derecho a la Salud confirma el agravamiento de la crisis sanitaria al constatar la precariedad y quebranto de los hospitales, policlínicos y centros de salud que conforman hoy el Servicio Nacional de Salud, entidad surgida con la reforma que se hizo en la década del 90.
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Al deterioro de las estructuras físicas sanitarias se agrega el deterioro moral y ético del personal, al que no escapan siquiera los porteros, conserjes, médicos, enfermeras, paramédicos y técnicos encargados de manejar los insumos, instrumentos y herramientas de hospitales.
Los hallazgos fueron el resultado de entrevistas a 50 directoras y directores de hospitales generales de Segundo Nivel de Atención, escogidos de los 122 que hay en el país; de la aplicación de una encuesta a 1,229 usuarios de esos centros y de consultas hechas a 69 lideresas y líderes de 6 grupos focales de igual número de regiones de salud.