Las explosiones de ira en personas de todas las edades, sexos, clases y sectores deben mover al Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social a ejecutar programas de salud mental en todo el país para evitar que personas con desajustes y traumas emocionales agredan y maltraten a otros ciudadanos.
Las redes sociales publican cada vez con mayor morbo y sin filtro, riñas, enfrentamientos de diversos tipos, agresiones, asesinatos, abusos de toda índole y hasta los hábitos inapropiados e indecorosos de gente conocida o desconocida, que adquieren importancia por la dimensión de los hechos en que participan. Los enfrentamientos que denotan la ira incontrolable de quienes los cometen son cada vez más frecuentes y los protagonistas incluyen principalmente jóvenes de ambos sexos y hasta menores de sólo 6 y 11 años.
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Estudiosos sociales sostienen que estos casos, que estremecen por su gravedad, siempre se han producido, sólo que ahora la internet permite que trasciendan masivamente, incluso, los autores mismos difunden sus cuestionables hazañas.
Ejemplo de esta conducta es la golpiza propinada la semana pasada por un estudiante universitario a otro en San Francisco de Macorís; el nivel de agresividad del atacante era tal que congeló a su víctima y evidenció la indiferencia de los presentes.
Urgen políticas públicas de salud mental con medidas preventivas, atención garantizada y acceso a terapias y medicamentos cubiertos por la Seguridad Social. La población dominicana está emocionalmente enferma, las autoridades de Salud deben actuar para sanarla. ¡Ojalá lo hagan pronto!