En la actualidad muchos países pasan por una etapa de insubordinación a las leyes y disposiciones de derecho internacional establecido después de la segunda guerra mundial para dirimir los conflictos internaciones y posibilitar la convivencia en paz en el planeta.
Esta insubordinación ha sido alentada por los grupos conservadores y la derecha que dominan en Europa, América Latina y otras regiones del mundo donde tienen extensiones sus empresas transnacionales y sus inversiones financieras con las que expolian los recursos y engrosan sus capitales.
Brasil, en el gobierno de Bolsonaro, Argentina, Ecuador, Perú, Guatemala, El Salvador y Colombia con los Estados Unidos a la cabeza, ignoran las decisiones pactadas en las Naciones Unidas por el consenso de países agrupados en ese organismo con los fines antes mencionados.
La estrategia de deslegitimación de las Naciones Unidas comenzó con una campaña para desacreditarla argumentando que “es una creación de los comunistas” quienes la tomaron dirigiendo el mundo hacia caminos distintos a los que desean los sectores liberales orientados al libre mercado y la democracia. En latinoamericana los gobiernos de derecha se han asociado a estas ideas en todas sus extensiones, incluso, Ecuador se convirtió en el primero de los países integrados a la ONU en violarla norma fundamental del derecho internacional al asaltar la embajada de México, acto que constituye un nefasto precedente para la convivencia de los países.