El Día de los Reyes Magos es un momento simbólico donde los adultos somos convocados a sembrar ilusión y alegría en los niños, aunque muchos quedarán desilusionados y tristes.
En un mundo marcado por la incertidumbre, la humanidad espera recibir de estos sabios regalos que no solo representan deseos personales, sino también anhelos colectivos. Uno de esos grandes regalos es el fin de las guerras, la paz como un presente para todas las naciones. Un mundo donde reine la equidad social y los conflictos no dominen el destino de las personas, sino el entendimiento y la cooperación.
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En este contexto, la lucha contra el cambio climático se convierte en un llamado urgente. La eliminación de plásticos, la prevención de la degradación ambiental y la protección de la biodiversidad son esenciales para garantizar un futuro sostenible. La humanidad también debe proteger su patrimonio natural, desde las cuevas hasta los restos arqueológicos y culturales, como testigos de nuestra historia. En especial, en países como la República Dominicana, donde la crisis ambiental amenaza tanto la biodiversidad como los recursos hídricos, el cuidado del ciclo del agua es vital. Garantizar el acceso a este recurso esencial para todos es una prioridad.
En este día, nos convocamos a ser los Reyes Magos de nuestras propias acciones. Que cada uno, con pequeños gestos, contribuya a mejorar el país y el mundo. Que trabajemos en conjunto por la paz, el cuidado del medio ambiente y el bienestar común. Como los Reyes de la leyenda, debemos ofrecer lo mejor de nosotros para un futuro más justo, saludable y próspero para todos.