Letras
Breviario para jóvenes escritores

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Los escritores y de una manera muy especial los cuentistas, nunca cuentan una historia de manera directa, sino que proceden a instalar un narrador (que puede ser o no un personaje) y es éste quien se encarga de contar la historia en lugar de él.

Ese narrador a veces se oculta detrás de una persona gramatical del singular (primera, segunda y tercera) y muy raras veces —un caso excepcional es “Las babas del diablo” de Julio Cortázar— de las plurales.

Con bastante frecuencia a esta persona gramatical se le pone un nombre y es entonces cuando adquiere la categoría de personaje, que podría o no contar parte o toda anécdota narrativa sin participar en ella si este fuese el caso, se le denominaría “narrador testigo”, aunque a veces se prefiere la omniscencia y es el propio escritor, desde un lugar oculto, quien se encarga de informanos de los acontecimientos.

Si además de narrar, este personaje participa en los acontecimientos, se le denomina “narrador vídeo”.

Por lo regular, los escritores tienen una particular preferencia y se identifican con aquel personaje que dentro de la narración lleva a cabo las acciones más importantes.

La técnica no es solamente la forma en que se asocian las palabras, también es la manera en que se conciben las ideas y se exponen en el texto.

Hay quienes confunden la “técnica” con el “estilo” y ambos son conceptos diferentes.

El estilo es algo más que el hombre, es el sello que permite identificar la obra de un autor, aun cuando ésta no lleve su firma.

Lo que es bueno para un poeta, también lo es para un cuentista, un novelista y cualquier otro escritor, sin importar el género.

Nunca estaría de más insistir en el asunto de los mecanismos de expresión, hasta que se entienda a cabalidad cuál es la verdadera función del escritor dentro de una sociedad, porque las comunicaciones han achicado el mundo y cada ser humano puede considerarse vecino “del otro”, aunque se viva en las antípodas.

A continuación algunas ideas de autores importantes que podrían servir de ayuda a jóvenes con vocación literaria, porque les permitirá asimilar experiencias que a veces tardan años en adquirirse.

He puesto entre comillas o en negritas, aquellas partes que considero más importantes e imprescindibles para un mejor desenvolvimiento narrativo de un escritor, en especial de aquellos que aspiran o han comenzado a labrarse un sendero dentro de la literatura.

Escritores para aprender a escribir

1.- Kenzaburo Oé

Un buen escritor debe forjar estilos continuamente, no debe estilizarse nunca, debe ensayar siempre nuevas posibilidades expresivas.

2.- Henry James

Todo acierto literario consiste en “dramatizar, dramatizar”,  dejar que los personajes se muestren por sí mismos, que vivan la vida que ellos eligieron, permitirles ser auténticos con la menor intervención del narrador y permitir que a través de las conversaciones  y cavilaciones de los personajes el lector pueda ejercitar su poder de reflexión, sin llegar a ser didácticos.

3.- Mary McCarthy

Para expresarme suelo tomar ciruelas verdaderas y ponerlas dentro de una torta imaginaria. Si una está interesada en la torta se irrita bastante con la gente que dice que la ciruela verdadera es la que da todo el sabor.

Las “ciruelas verdaderas” serían los hechos tomados de la realidad y con ellas y un poco de imaginación es que construyo esa “torta imaginaria” que habrá de ser el producto literario final, llámese cuento o novela.

4.- Heinrich Böll

Los escritores que a los 30 años han encontrado “su estilo”, son una especie de farsantes si construyen sus obras en base a ese encuentro. Tampoco creo en la noción de maestría, encontrándola “mortalmente aburrida”. Yo me pregunto: ¿hay cosa peor que un maestro?

5.- Katherine Ann Porter

 Hay una técnica y un oficio, y es preciso aprenderlo (…). Tengo algo que contar, algo que por alguna razón considero digno de ser contado, de suerte que deseo contarlo tan clara y simplemente como pueda. (negritas D.V.)

Uno puede cultivar un estilo, si así lo desea. Pero yo diría que un estilo así no pasa de ser un estilo cultivado. No pasa de ser artificial e impuesto, y no creo que engañe a nadie. Un estilo cultivado sería como una máscara.

El lector nos exige “que se hable claro y sensible y puramente en un lenguaje que un niño de seis años pueda entender y que sin embargo, tenga los significados y matices del lenguaje (…)” (comillas D.V.).

6.- T. S. Elliot

Es terriblemente peligroso dar consejos, pero recomiendo a los colegas de menos experiencia que tomen como material su propio lenguaje tal y como se habla en torno suyo (negritas D.V.).

El deseo de resultar “interesantes” parece importante en algunos escritores y de esto hay que culpar a una crítica que siente la necesidad de revelarse ante la sociedad como conocedora de todos los arcanos.  Es verdad que la experiencia no se improvisa, pero no sólo se aprende de los propios errores, sino también de los ajenos si los analizamos con libertad de prejuicios. El lenguaje es el único instrumento que tiene el escritor para comunicar sus sentimientos y si éstos son claros y ordenados, así también deberá ser su prosa. Hay que amar la pureza del lenguaje y rechazar el lenguaje científico y las frases altisonantes, porque todo esto pasado mañana será anacrónico (negritas D.V.).

7.- William Faulkner

Si el escritor está interesado en la técnica más vale dedicarse a la cirugía o a colocar ladrillos.

8.- Henry Miller

Nunca pienso en adherirme a ninguna forma particular de enfoque, porque llegado un momento descubrí que “la mejor técnica es la ausencia de toda técnica”.  Esto significa la adopción de una postura auténtica en la que la no adopción de un modelo escritural preestablecido, confiriéndole a la creación literaria un sello de originalidad. Mi método para abordar los temas es abierto y flexible, dispuesto a girar con el viento o con la corriente de pensamiento. Mi técnica estar alerta para usar cualquier cosa que considere buena en el momento.

Antes que nada debe haber comunicación entre el escritor y quien lee y para esto la obra debe ser intelegible, porque cuando el escritor pierde toda intelegibilidad, él también está perdido (negritas D.V.)

9.- Roberto Bolaño

Para escribir novelas no hace falta imaginación.  Sólo memoria. Las novelas se escriben combinando recuerdos. (Tomado de “Soldados de Salamina, de Javier Cercas).

Todos los buenos relatos son relatos reales, por lo menos para quien los lee, que es el único que cuenta.

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