Hace 26 años pasó el huracán George (22 de septiembre de 1998), el más fuerte sentido en los últimos 30 años. Para quienes vivimos la catástrofe, podemos recordar que apareció un cocodrilo en Sabana Perdida, al cual intentaron matar de mil maneras, incluso a balazos. Alguien llevó al zoológico al animal, donde convivió por un tiempo junto a otros de su especie. Sin embargo, un día apareció muerto, lo que alarmó a todos, ya que es un animal sumamente resistente.
Al investigar la causa de la muerte, encontraron cuatro balas que, aunque penetraron en su cuerpo, no lo mataron. Lo que realmente causó su muerte fue el consumo de numerosos envases plásticos, incluyendo 28 vasos de Foam. Me gusta contar estas historias para ilustrar lo que no debemos hacer.
La semana pasada se celebró en el país la Cuarta Semana de la Justicia Climática, auspiciada por varias instituciones locales e internacionales que claman por un clima saludable y la defensa del territorio.
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Durante una agenda de tres días, se trataron temas vinculados al cambio climático, el medioambiente y las leyes y regulaciones del país sobre estos asuntos. Uno de los temas discutidos fue la Ley 225-20, General de Gestión Integral y Coprocesamiento de Residuos Sólidos, la cual, pese a estar en vigor, se aplica muy poco. Al menos, no ha despegado en lo fundamental.
La norma establece la eliminación del plástico de un solo uso, el mismo que provocó la muerte del cocodrilo, el que contamina mares y ríos, el que ha causado la existencia de un «séptimo continente» y ha conmocionado a la humanidad por la gran amenaza que representa para la fauna marina y la salud humana. No es un mito la presencia de micro plásticos en los órganos humanos y las enfermedades que de ello derivan.
En la mayoría de los países se ha legislado para la eliminación del plástico de un solo uso. En casi todo el mundo se ha aprobado legislación, y en nuestra región, absolutamente todos los países han legislado para su eliminación. Aunque en Google la República Dominicana aparece entre los que han eliminado el producto, esto no es cierto. Lo que es verdad es que el Congreso otorgó un plazo de cinco años para comenzar el desmonte de este plástico.
De manera que el próximo año deberá comenzar dicho desmonte. Debemos actuar de forma responsable: un sorbete o una bolsa de plástico tienen una duración mínima de uso, pero el inconveniente radica en que no contamos con la educación, la información ni la determinación para cambiar la cultura del manejo de los desechos sólidos.
La eliminación del plástico de un solo uso y del foam (espuma de poliestireno) son medidas necesarias para aliviar un poco la contaminación de nuestros mares y ríos, pero, sobre todo, para afrontar las inundaciones en las ciudades, causadas por la obstrucción de los imbornales debido al uso de estos derivados del petróleo.
Las imágenes de los desbordamientos de ríos y arroyos nos llaman a la reflexión sobre la necesidad de aplicar la ley.
La implementación de la Ley y el enfrentamiento del problema de los desechos es un desafío que debemos asumir. Además, debemos incentivar a los inversionistas para que se atrevan a invertir en la economía circular, una alternativa para liberar al planeta de la basura.