Para sustentar este artículo definiremos el término “Liderazgo” algunos estudiosos lo consideran como el rol que tiene una persona con el objetivo de lograr metas definidas y resultados positivos en beneficio de una organización o grupo de personas.
Otro como Leonard Scheffer lo define como algo más que una acción de mano dura desde arriba, que sus características cambian según las necesidades de la organización o sociedad.
Para quien escribe este artículo lo define como el conjunto de competencias, cualidades trascendentes y un desempeño ético en beneficio de sus seguidores y demás seres humanos que les admiran ya sea como político, empresario o jefe.
Un verdadero líder no se aprovecha de la pobreza y marginalidad de las personas para que les sigan y admiren como líder, de hacerlo sería entonces un antilíder, bajo un falso liderazgo.
Un buen líder político o empresario se caracteriza por saber lo que quiere, trabajar por el bienestar de sus seguidores, de su pueblo y por ser leal, sincero y honesto.
Ser líder de una organización o nación, implica tener conciencia de sí mismo, conciencia social, autocontrol, habilidades, carisma y valores y es un paradigma a imitar.
El líder se forja de la valorización popular y nunca se auto concibe, está sujeto a la aceptación de los demás sin manipulaciones ni comprada de conciencia, ni por dádivas.
Un líder político en el poder público debes comportarse bajos los paradigmas del respeto, sus buenos aportes, por aplicar la equidad y cumplir con sus palabras y deberes cívicos.
Quien es líder no sustenta su liderazgo por que se aprovecha de situaciones de carenciales socialmente o por vulnerabilidad de los liderados.
Los pueblos liderados por verdaderos gerentes-líderes se desarrollan, se fortalecen institucionalmente.