La crisis bancaria en Estados Unidos, que provocó la caída de Silicon Valley Bank y del Signature Bank, amenazaba ayer la sosteniblidad del Credit Suisse, el segundo mayor banco de Suiza.
Las acciones llegaron a caer ayer 30%, a mínimos históricos para los títulos del banco, aunque luego frenó su caída a 14%.
Los temores sobre la viabilidad del Credit Suisse se avivaron ayer después de que el principal accionista de Credit Suisse Group descartara brindar más asistencia financiera al banco suizo en dificultades, citando problemas regulatorios, según publicó la agencia financiera Bloomberg.
También el sector bancario estadounidense volvió ayer a los números rojos, con fuertes bajadas en casi todas las entidades, y particularmente en la banca regional, que el pasado lunes resultó la más afectada por el cierre en días previos del Silicon Valley Bank y el Signature Bank.
El breve respiro aportado por las medidas de choque anunciadas por el presidente Joe Biden solo duró un día.
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Aunque los problemas de Credit Suisse vienen de muy lejos, la caída de SVB y Signature Bank en EE.UU. podrían estar dando la puntilla a este histórico banco europeo.
La confianza lo es casi todo en el sector bancario, y cada día parece un poco más claro que el público está dejando de confiar en Credit Suisse.
Credit Suisse confirmó sus resultados del ejercicio 2022, que arrojaron unas pérdidas netas de 7.293 millones de francos suizos (7.381 millones de euros), frente a los ‘números rojos’ de 1.650 millones de francos (1.670 millones de euros) del año anterior y el peor resultado del banco suizo desde la crisis financiera de 2008.
Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, consideró que la noticia de la caída del SVB no debió ser una sorpresa «dados los grandes y rápidos aumentos en los tipos de interés que diseñó (Jerome) Powell, probablemente los más significativos desde las alzas de tipos del expresidente de la Fed Paul Volcker, hace 40 años».
Al impacto de las alzas de tipos se agrega un proceso de desregulación bancaria que comenzó con Donald Trump en 2018 y se complementó con la decisión de la Reserva Federal de dejar a los bancos regionales fuera de la vigilancia de carteras. Eso fue aprovechado por SVB para asumir más riesgos y decidió invertir ese efectivo en títulos de deuda: más que nada bonos del Tesoro e hipotecas.
El mercado asume que aunque no haya un crash, el problema puede ir más allá del SVB. El índice de volatilidad del CBOE (Mercado de opciones de Chicago), superó brevemente los 30 puntos por primera vez desde octubre.