Llegó la hora de la verdad

Llegó la hora de la verdad

Cuando Hipólito Mejía retó a los políticos a que, si le demostraban que él había cometido un acto de corrupción, daría todo su patrimonio a quien lo hiciera, todos dieron la callada por respuesta.
No es extraño, pero se ha logrado olvidar el reto por la acción de tanto panegirista de la corrupción, tanto maestro del birlibirloque y a mentira oculta y la verdad falseada.
Lo cierto es que el reto está ahí, pero parece ser lo mejor para los políticos, hacerse los chivos locos; hacerse los suecos, mirar hacia el otro lado.
Hay un hablar permanente sobre la corrupción. En los discursos está, a la orden del día, denunciar que somos un país donde la corrupción se reproduce como la yerba mala que es. Hay que combatir la discusión, académica y sesuda, de científicos sociales y politiqueros que quieren desviar la atención sobre la naturaleza y la persecución de la corrupción.
Tal parece como que, con no hablar del reto, creen que se ha olvidado. No. Hipólito les dice: aquí estoy. Defiendo mi país. Defiendo el patrimonio público. Afirmo que podemos y debemos trabajar con honestidad para construir un mejor país, pero para todos.
Soy, como la mayoría de los dominicanos, de los que tenemos fe en que el país, bien administrado, puede salir de la situación que todos conocemos
Se deja de lado el gran tema de la corrupción y cómo daña todo lo que toca, cómo se lleva en las garras de los maleantes políticos los recursos que debían destinarse a salud, educación, autosuficiencia alimentaria, empleos, becas, cómo engrosa los bienes de bandidos que merecen pagar por sus delitos
A la hora de votar por un candidato a cualquier puesto, el elector debe pensar, primero, ¿para qué esa persona quiere ser elegido? ¿Cuál es el propósito por el cual esa persona se quiere postular para un puesto público; qué persigue?
A la hora de votar, el elector debe analizar no la fría hoja de vida donde se publicitan estudios, títulos, no, lo que hay que ver es cómo es el trato de esa persona, cómo es su vida, la privada, la que se desarrolla entre familiares y amigos.
Debemos pensar en a quién no le tiemblan las rodillas al momento de tomar una decisión transcendental.
Votar por Hipólito Mejía el domingo, es sembrar la esperanza de que un hombre con el conocimiento, la experiencia, la fuerza, las vivencias necesarias para enderezar el país por un camino de progreso, se convierta en el candidato que, desde la oposición y con el respaldo del Partido Revolucionario Moderno, otras fuerzas políticas sanas y personalidades independientes, asuma la tarea de sacar al Partido de la Liberación Dominicana del gobierno.

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