“La cura para cualquier cosa es agua salada:
el sudor, las lágrimas o el mar.”
Isak Dinesen
De todas las habitaciones de la casa, el dormitorio es el que mejor muestra lo que ocurre en la vida de una persona. La habitación refleja el estado del alma; su pasado, su presente y sus sueños de futuro. En el cuarto vemos lo que nos pesa, lo que apreciamos, el estado de la pasión que tenemos, o la ausencia de ella.
El dormitorio es un lugar especial, el espacio íntimo donde descansamos, conectamos con la pareja, recuperamos las fuerzas perdidas en el exterior, nos encontramos con nosotros mismos y con Dios.
De igual modo, a la habitación llevamos la energía que hemos manejado durante todo el día. La energía emocional tiende a quedarse estancada mucho tiempo después de ser liberada. Si nos hemos preocupado, discutido, enojado, o deprimido, la atmósfera de la habitación se vuelve sofocante.
Las emociones negativas generan una carga eléctrica que se queda suspendida en el aire. En el libro “Hogar sano”, la escritora, guía espiritual y experta en feng shui, Denise Linn dice que el método más rápido y efectivo de neutralizar la energía residual es rociar con agua la habitación. Humedecer el espacio con un atomizador, remueve casi instantáneamente la pesadez, al generar un entorno muy especial rico en iones negativos.
El escritor estadounidense, autor de novelas de ciencia ficción, H.P. Lovecraft dijo: “El océano es más antiguo que las montañas y está cargado con los recuerdos y los sueños del tiempo.” La mayoría de las personas sienten paz y bienestar al observar mares, océanos, playas, ríos, cascadas y manantiales. La razón principal es que tienen una gran cantidad de iones negativos.
Ion negativo, o anión, es el nombre que se da a un átomo que ha ganado uno o varios electrones, adquiriendo una carga eléctrica negativa. Se forman por fenómenos naturales como la lluvia, el viento y la radiación solar. En el mar, se encuentran en altas concentraciones. En una ciudad muy poblada encontramos menos de 100 iones negativos por metro cúbico, mientras en el mar la cifra es de aproximadamente 2,000.
Al ser moléculas microscópicas, los iones negativos se absorben por la piel, y a través de la respiración. El poeta, pintor, ensayista y dramaturgo estadounidense Edward Estlin Cummings dijo: “Sea lo que sea que pierdas, siempre nos encontraremos a nosotros mismos en el mar.”
Diferentes estudios han mostrado que los iones negativos tienen numerosos beneficios para la salud, entre ellos:
-Aumentar las defensas.
-Subir los niveles de serotonina, el neurotransmisor determinante en el estado de ánimo y el comportamiento social.
-Mejorar el sueño.
-Propiciar la relajación.
-Eliminar el estrés y la ansiedad.
-Disminuir las alergias.
-Aumentar la memoria.
-Despejar la mente.
-Mejorar el funcionamiento del aparato respiratorio.
-Facilitar la digestión.
-Aumentar el deseo y la función sexual.
-Aumentar el rendimiento físico y mental.
-Regular la tensión arterial.
-Mejorar el bienestar general.
Si deseas disfrutar de una atmósfera rica de iones negativos, Linn recomienda poner agua de manantial en un atomizador (mejor si es de orificio pequeño) y rociar toda la habitación. Puedes agregarle un poco de sal, para potenciar el efecto del agua. No es necesario mojar todo, con solo arrojar un poco de humedad en el aire vas a disfrutar de todos los beneficios de los aniones.
Atomizando con agua (ligeramente salada) la habitación lograrás despejar completamente la pesadez que dejan los residuos de energía emocional, descansarás mejor, te relajarás y mejorarás tu sueño. Descansar adecuadamente es una responsabilidad que debemos asumir con seriedad. El poeta y filósofo bengalí, Rabindranath Tagore, Premio Nobel de Literatura en 1913, dijo: “El descanso pertenece al trabajo, como los párpados a los ojos”.
¿Te animas a llevar los beneficios del mar a tu habitación?