POR MARIVELL CONTRERAS
Rubén Lamarche me salvó de morir de la envidia al ver y leer en terceras manos los detalles de la nueva revista dominicana Digo. Cuando la tuve por fin en mis manos, me dio una gran felicidad y comprendí el entusiasmo de Yaqui Núñez que le dedicó un hermoso artículo y la reacción de otros colegas, como Alfonso Quiñónes, con el trabajo.
Digo demuestra que aquí hay sobrado talento y capacidad para hacer una revista con un estándar de calidad que dejaría frito a cualquier empresa editorial del mundo.
Digo demuestra que se puede hacer literatura y arte haciendo un ejercicio de comunicación abierta y comercial. Digo es un lujo para este país y lo digo con la verdad en los labios y con una cierta y sentida admiración.
Esta es una revista en la que cualquier periodista quisiera estampar su firma qué bueno que tienen tantas buenas.-
En fin que no quiero morir en el intento y quiero felicitar a la doctora Imbert Brugal, a Pedro Cabiya que me estremeció con ese relato tan impactante sobre su viaje a Puerto Plata y solo me queda decir que como dice El Caballo Ventura «el que venga atrás que arreee». Nada es igual después de Digo. ¡Lo dije bien!