Tras la muerte de seis personas en un tiroteo ocurrido ayer, martes, en el sector Las Mercedes de Los Alcarrizos en Santo Domingo Oeste entre miembros de la Dirección Central de Investigaciones Criminales (DICRIM) y miembros de una supuesta banda criminal conocida como los «Papo trenzas», según informes de la Policía, residentes de la zona han salido en defensa de los fallecidos y desmintiendo la versión de la uniformada.
Residentes consultados por miembros de la prensa aseguran que no se produjo ningún tiroteo ya que los fallecidos no respondieron a los disparos de los agentes de la policía y entre las víctimas se encuentran, inclusive, empleados del sector público.
Jóvenes de Los Alcarrizos entre los muertos
Tal es el caso de Jonathan Tatis Jiménez, de 27 años, cuya madre negó que este fuera miembro de alguna banda ya que era empleado del Sistema Nacional de Emergencias 9-1-1 desde hace un mes y al momento del tiroteo llegaba de su trabajo. Asegura el joven tenía puesto el uniforme de la institución al momento de su muerte. Tatis Jiménez deja un hijo en la orfandad.
«Usted sabe que la Policía siempre están poniendo cosas para decir que están haciendo su trabajo…esa no fue la crianza que yo le di», dijo Arisleida Jiménez, madre de Tatis Jiménez.
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Mientras que la madre de Jeffrey Rosa, de 30 años, también negó la versión de la Policía y aseguró que su hijo permaneció parapléjico por 13 años, por lo que no tenía forma de responder a los disparos de los agentes de la uniformada. Agregó que su hijo se encontraba compartiendo con unos amigos al momento de su muerto.
Los reportes preliminares señalan a Jeffrey Rosa como el supuesto cabecilla de una banda conocida como 30-30.
«Lo que pasa es que ellos saben a quién le cogen su cuarto, que el que quiere matar a una gente nada más tiene que pagarle a los policías porque queda impune y después el que los mandó…lo dice. Eso es lo que sucede y si quieren que me salgan a buscar que yo no tengo nada que perder ya», dijo Elizabeth, madre de Rosa.
En el tiroteo también murieron dos agentes de la Policía Nacional identificados como Adrián Antonio Rodríguez Torres y Steven Betances Lachapel, ambos rasos de la uniformada que supuestamente también pertenecían a la banda que se dedicaba a la tortura, barbarie, secuestros, muerte, robos y atracos.
Según informes preliminares sobre los miembros de esta banda criminal pesaban varias órdenes de arresto, por lo que se les daba seguimiento desde hace varios meses, ya que, presuntamente, aparecían en varios vídeos difundidos en redes sociales torturando a personas al dejarles caer plástico derretido en el cuerpo como forma de represalia y castigo.