LIMA . — Más que nada, Estados Unidos buscaba una ciudad a la que le gustaran los Juegos Olímpicos.
Después de un fracaso en Boston, donde el apoyo público para convertirse en sede olímpica rondó el 40%, el Comité Olímpico de Estados Unidos acudió a Los Ángeles, que casi de inmediato realizó una encuesta que mostró que el 88% de sus habitantes estaba a favor de llevar de nuevo los Juegos a la ciudad.
Tal señal de abrumador apoyo público ha sido un elemento clave de la candidatura de la ciudad, a pesar de que existen cuestionamientos válidos sobre si la gente en Los Ángeles está en verdad tan emocionada sobre un evento que aún está a 11 años.
El miércoles, el Comité Olímpico Internacional otorgará a Los Ángeles los Juegos de 2028, y a París los de 2024. Un sondeo inicial, respecto a los Juegos de 2024, revelaba un rango de aprobación de 88% entre los habitantes de Los Ángeles. Una encuesta posterior, en que se pedían opiniones sobre albergar los Juegos de 2028, mostró una aprobación de 83%.
Ambas cifras superaron incluso el 78% que resultó de la encuesta interna realizada por el propio Comité Olímpico Internacional (COI), al igual que a la gran mayoría de sondeos efectuados este siglo en ciudades candidatas durante la llamada ronda de solicitud, en que se busca determinar si unos Juegos Olímpicos serían bien recibidos por la población.
La encuesta de Los Ángeles fue asignada por el comité de candidatura; un sondeo independiente, sin vínculos con el intento por la sede, fue crucial para sellar el destino de Boston como la ciudad que simplemente no quiere unos Juegos Olímpicos.
Un elemento clave que no aparece en la encuesta, realizada por Loyola-Marymount, es alguna pregunta sobre el costo, la que casi siempre genera reacciones más negativas. Por ejemplo, un sondeo a nivel nacional realizada por The Associated Press en 2015 concluyó que 89% de los encuestados de dijeron a favor de tener unos Juegos Olímpicos en alguna ciudad de Estados Unidos. Pero cuando se les preguntó si apoyarían una candidatura de su zona local si tuviera que ser pagada con una combinación entre fondos públicos y privados, sólo el 52% dijo que sí.
“No me sorprende que no hayan incluido esa pregunta”, afirmó Chris Dempsey, quien encabezó la campaña “No a las Olimpiadas en Boston”. “Descubrimos que ese era nuestro argumento más efectivo mientras presentábamos nuestro caso ante el público”.
La posibilidad de realizar referendos públicos _y sus resultados_ ha hecho que varias ciudades en democracias de Occidente desistan de presentar sus solicitudes, o les ha llevado a retirar candidaturas que ya estaban sobre la mesa. Hamburgo, Alemania; Budapest, Hungría; y Roma se disputaban la sede de los Juegos de 2024 antes de renunciar a sus aspiraciones. Eso dejó sólo a París y Los Ángeles _que reemplazó a Boston como la ciudad candidata por Estados Unidos_ y la preocupación respecto al futuro del proceso de selección llevó al presidente del COI Thomas Bach a pedir al comité que de una vez asignara la sede de los Juegos para 2028, señalando que el proceso actual “produce demasiados perdedores”.