De nada ha valido por el momento la gran inversión de sus propietarios en procura de conformar una escuadra ganadora
De fracaso en fracaso. Podría ser la canción con la que se podría señalar el mal momento por lo que atraviesa actualmente una de las más exitosas franquicia de la NBA: Los Ángeles Lakers.
Y no es para menos, ya que su fracaso se enmarca desde la temporada pasada, cuando después de conquistar el anillo de campeón en la temporada 2019-20, fueron eliminados el año pasado en la primera ronda por Phoenix Suns (4-2).
Situación que provocó que la gerencia del conjunto, encabezada por sus propietarios Jerry Buss Family Trusts & Philip Anschutz y su gerente general Rob Pelinka, se enfocara en conformar una escuadra poderosa capaz de destruir todo lo que se le atravesara por el camino.
Para eso sumaron a la figura de LeBron James y Anthony Davis al base Russell Westbrook, quien llegó a los Ángeles en un trato con los Wizards de Washington por Kyle Kuzma, Montrezl Harrell, Kentavious Caldwell-Pope y la selección número 22.
Pero lo cierto es que armador nueve veces All-Star y líder de los triples dobles no ha llenado las expectativas esperadas por él por parte de los altos ejecutivos de la franquicia de Los Ángeles, California, que juega en el Crypto.com Arena.
Basta con observar su average de 18.4 puntos por juego, 7.8 rebotes y 7.7 asistencias, el más pobre desde que se convirtió en jugador súper estrella de la NBA. A eso súmele las lesiones que han limitado la presencia en la cancha del pívot Anthony Davis y el propio LeBron James.
Esos problemas mantienen a los Lakers, en la actualidad, en un lugar fuera de la clasificación en la tabla de posición al ocupar el noveno puesto de la Conferencia Oeste con récord de 26-28.
El equipo también cuenta con los veteranos Dwight Howard y Carmelo Anthony. Así como con DeAndre Jordan, Austin Reaves y Malik Monk. Pero aún los Lakers tienen el recurso para poder remontar y clasificar, incluso conquistar la corona 17 de esa franquicia.