Ante el evidente adormecimiento de la economía en los primeros meses del año y caída que proyectaban los modelos del Banco Central, la entidad actuó, no se quedó en maquillaje, pasó a los hechos, en forma directa inyectó liquidez extraordinaria al sistema financiero para que la presten a hogares, Mipymes, manufactura, construcción y comercio, a intereses bajos (8% y 9%) y plazos entre dos y cuatro años.
Lo primero que debo decir, para que nadie se deje confundir, es que son préstamos, no regalos, que se puede tener o no acceso, porque finalmente dependerá de la evaluación de riesgo al deudor potencial por parte de los bancos. La velocidad es muy buena, apenas en un mes se aprobaron 6,825 préstamos y se desembolsó RD$58,741 millones, las fuentes, RD$28,723 millones, 49%, fondos liberados por la Junta Monetaria mediante encaje legal, y RD$30,018 millones, 51%, programa Facilidad de Liquidez Rápida del Banco Central.
Después del comercio, con RD$28,871 millones, 48% de los préstamos, las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) es el segundo sector más favorecido con 1,832 préstamos, RD$9,662 millones, 16.5% del total, siguen consumo de hogares con RD$5,976 millones, 10.2%; construcción, RD$5,680 millones, 9.7%; manufactura, RD$5,273 millones, 8.9%; hipotecarios, RD$1,076 millones, 1.8%, entre otros.
Dos hechos resaltan en el poco tiempo transcurrido. Primero, no hay concentración de créditos, equitativa es la distribución entre sectores, y segundo, más rápido de lo esperado son absorbidos por la economía real en forma de créditos, para consumir o invertir en capital productivo.
Este último hecho es la mejor prueba de que las medidas eran necesarias para evitar que la economía adormeciera, despertarla iba a tomar tiempo y más costoso para la sociedad. Con su rápido accionar lo evitó el Banco Central, también la formación del círculo vicioso del que es difícil salir: si las empresas de diferentes tamaños no invierten, ni crean empleo, el consumo se mantiene estancado, se deterioran las expectativas y la economía no crece. Y el sistema financiero pierde el colchón extra de provisiones acumulado para fase de expansión crediticia y auge del ciclo, descendiendo su rentabilidad y encogiéndose el financiamiento de la economía. Círculo vicioso, repito, de difícil salida, y que el FMI llama “estancamiento secular”.
La inyección de liquidez es coherente con el proceso de reducción de la tasa política monetaria, ambas medidas tienden a abaratar el costo del financiamiento de la economía. El Banco Central demuestra, una vez más, lo hizo siendo el primero entre bancos centrales, incluyendo los mayores (Reserva Federal EE.UU. y Banco Central Europeo), en endurecer el costo del dinero, complementada con medidas restrictivas adicionales, también el primero en parar e iniciar el proceso inverso, cuando la inflación se ubicó en el centro del rango meta de 4%, que es miembro distinguido, lo reporta el FMI, Banco Mundial y firmas calificadoras de crédito, del claro consenso en política monetaria, un buen banco central es el que es predecible, y si es predecible consigue mayor credibilidad.
La equilibrada distribución de los préstamos, con las micro, pequeñas y medianas (MIPYMES) en segundo lugar entre los más favorecidos, acelera la efectividad del programa, y a que, en el cortísimo corto plazo, a final de año, el crecimiento del PIB real se ubique entre 4% y 4.5%.