Por: Bienvenida Polanco Díaz
La literatura destinada a la representación teatral no ha sido el tipo de escritura más común en torno a las dos gestas históricas lideradas por Caamaño Deñó : 1965 y 1973. De la hazaña ‘Playa Caracoles’, se cumple este año el 50 aniversario y continúa siendo Hamlet Hermann -con su exquisito estilo de narrativa histórica testimonial- el escritor distintivo a partir de su bestseller de 1980 : ‘Caracoles, la guerrilla de Caamaño’, un especial género literario también vertido en ‘Transición Made In USA’ y ‘El fiero: Eberto Lalane José’ ; premio nacional de ensayo 2006 y Nacional Feria del Libro Eduardo León Jimenes 2009, respectivamente.
La guerra civil de 1965 dio a la poesía dominicana un impulso vital definitorio, y asimismo la novelística multiplicó una producción tal que aún hoy se nutre del tema. Dos escritores importantes del siglo XX produjeron piezas dramáticas definitivamente representativas : Manuel Rueda e Iván García Guerra.
Fue apenas un año después del término de la guerra civil de abril que Rueda publicó, en 1966, ‘Entre alambradas’. Aparte de la profusa producción en poesía, fue, de hecho ‘Entre alambradas’ una obra literaria de posguerra temprana en producirse, pues hubo que esperar hasta la próxima década por la gran narrativa : en 1973 salió a luz la temprana ‘Juego de dominó’, novela de Mora Serrano. Y la icónica ‘De abril en adelante’ de Marcio Veloz Maggiolo se publicó en 1975. El poeta Pedro Mir publicaría en 1978 su narración ficcional ‘Cuando amaban las tierras comuneras’; Andres L. Mateo editó en 1981 ‘La otra Penélope’ y al año siguiente Efraim Castillo sorprende las letras nacionales con su novela Currículum: el síndrome de la visa.
Editora Taller edita Tracaveto, de Francisco Nolasco en 1979 y de la editorial de la UASD sale Los acorralados de Felipe Collado en 1985. Al siguiente año en Barcelona la publicación de ‘Vendaval’ de Alberto Vasquez se convierte en un éxito de ventas compensando la labor del periodista que durante varios duros meses cubrió la guerra civil desde Santo Domingo. En aquel mismo 1986 Tony Raful nos regala ‘Las bodas de Rosaura con la primavera’. Ya en el nuevo siglo Matos Moquete publicó ‘Los amantes de abril’ de 2004 y Veloz Maggiolo acoge nuevamente el tema para su ficción en ‘Ritos de cabaret’ de 2007.
Una vez más, Rueda dramaturgo.
‘Entre alambradas’ de 1966 siguio a las exitosas publicaciones dramaticas de Manuel Rueda, quien ya para entonces gozaba de un nombre en la literatura teatral dominicana por ‘La trinitaria blanca’, ‘La tia Beatriz hace un milagro’,y ’Vacaciones en el cielo’ de 1961. Con la nueva obra el autor intentó, según sus propias palabras ‘’una estampa realista de la revolucion’’. Para ello concibió el perfil psicológico de determinados tipos populares dominicanos ‘’bajo la mezcla de lo positivo y lo negativo’’ tan propia del alma humana y colocada atinadamente por el autor en un contexto donde las pasiones se muestran al rojo vivo. El personaje Canela es ya proverbial en la dramaturgia nacional; Jimmy el sargento norteamericano representa la parte deshumanizada de cualquier régimen político empujando a sus elementos jóvenes a destruir los mejores ideales. Asimismo las vecinas -equivalentes en el modelo clasico, al Coro- constituyen figuras dramáticas que encarnan las fuerzas en contradicción de un pueblo acechado por su propia trágica humanidad.
‘Memorias de abril’, de Iván García Guerra
Son retratos de la guerra, recuerdos de la contienda bélica de abril de 1965, en Santo Domingo, cuando patriotas criollos se opusieron a las fuerzas invasoras norteamericanas. ‘Memorias de abril’ es una serie de soliloquios ‘’al son del piano, hilvanados por himnos, emblemáticas canciones del contexto y de la época, conforman este mosaico teatral’’ dirá el autor en la presentación del texto. ‘’ (…) intenta dar a conocer a los jóvenes la maravillosa gesta donde hombres y mujeres dieron sus vidas por nuestra patria’’. Por un lado cuenta la historia de una joven que en medio de la guerra de abril de 1965 trata de impedir que su compañero la deje para estar al lado de los constitucionalistas.
Pero también relata -entre otras historias- cómo un hijo le dice al padre indolente que su lucha está al lado de la causa del país para enfrentar a los Marines de Estados Unidos y a los estamentos militares golpistas. Con Garcia Guerra los soliloquios funcionan como literatura vivencial, un testamento desde la mirada del artista –‘’afirmacion expansiva’’ la llama Gusdorf,1971- que contribuye a la construccion de la Historia.
La contienda, y un pueblo dividido
A las tres de la tarde del 24 de abril de 1965 José Francisco Peña Gómez vocero del Partido Revolucionario Dominicano a través del programa radial Tribuna Democrática y una cadena de emisoras anunció al país un golpe de Estado contra el Triunvirato,el gobierno que había sucedido a Juan Bosch en septiembre de 1963. Se anunció la rebelión de los campamentos militares 16 de agosto y 27 de febrero. La conspiración del PRD unido a un sector militar era una respuesta al golpe de Estado contra el Gobierno legitimo de Bosch. Desde entonces el Triunvirato no había colmado las expectativas de las grandes masas y el pueblo se mantenía en continua zozobra e inconformidad. El nuevo anuncio instaba al pueblo a lanzarse a las calles para defender la constitucionalidad y reponer al gobierno derrocado 17 meses antes. Tanto en Santo Domingo capital como en provincias, el pueblo responde y se inicia la revolución cuyo lema fue “Retorno a la constitucionalidad sin elecciones”. El 25 de abril fue derrocado el gobierno del Triunvirato encabezado por Donald Reid Cabral.
Entre el 25 y el 27 de abril se produjo un fuerte bombardeo al Palacio Nacional por parte de la Fuerza Aérea bajo el mando del grupo de San Isidro. El 28 se produjo la segunda intervención militar de los Estados Unidos autorizada por el presidente Lyndon B. Johnson. El coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó dirigió la oposición a la invasión y posteriormente ocupó la presidencia de República Dominicana entre el 3 de mayo y el 3 septiembre, fecha en la que se firmó el acuerdo que puso fin a la contienda bélica.
Como líder de multitudes y en palabras de su biógrafo principal, Hamlet Hermann, el comandante ‘’logró encarnar, con su titánica actitud, el sueño de los pueblos oprimidos del mundo. La demostrada intransigencia patriótica fortaleció su aparente invulnerabilidad. Ni siquiera las fuerzas armadas más poderosas que ha tenido la humanidad fueron capaces de hacerlo retroceder en su lucha”.
Arte comprometido y circunstancial
Después de la muerte de Trujillo se había producido una division ideológica, una especie de ‘’simplismo ético’’ lo han llamado algunos estudiosos, y la sociedad se bifurcó entre trujillistas y antitrujillistas. El arte que se produjo fue básicamente comprometido con la revolución y, por lo tanto, opuesto a la ocupación militar. El crítico Alcántara Almánzar denominó a la literatura producida en aquel episodio histórico como “literatura del estallido”. Como rasgos de la literatura de abril se sumaron la agresividad, el compromiso con la circunstancia política, la espontaneidad, el carácter de crónica, y la capacidad para testimoniar unos hechos sangrientos.
La buena poesia social y las influencias externas.
La poesía bien hecha de aquella época estaba influenciada indefectiblemente por los grandes movimientos revolucionarios que conmocionaron al mundo. En Latinoamérica, nuestra vecina Cuba se encontraba en el primer lustro de su Revolución ; eran los mejores tiempos de la Internacional Socialista y de los grandes movimientos obreros sindicalistas.
Veamos en fragmento a un poeta nacido en 1947 ; desde el Cibao, el Premio Nacional de literatura 2023, Freddy Breton. La pieza se llama ‘Itinerario’ ; pletórica de ritmo, con una muy explicita motivación social y de denuncia, espléndida, intensa –‘’Vengo de la explosión de la palabra (…)’’- emanando gran fuerza telúrica que se desplaza bajo el diestro uso de cesuras y hemistiquios y abriéndose paso entre canteras de imágenes auditivas, visuales, comparaciones y metáforas; se mantiene la tensión emotiva -in crescendo- en esta considerable pieza, en titánica marcha que no inquiere más: palabra, idea, ritmo : Vengo del resquemor que siembran las palabras. Del patrón prepotente. De la piel. Del alma zaherida. Del obrero aplastado. De la sangre, del hambre. De la dignidad hollada, de la piel aprendida de la noche. Alma impermeable, tez de carbón. Harapos, banderas al viento (…). Vengo de la explosión de la palabra. Vengo de los cantos de los labradores. De manos callosas, de rústicas plantas. Y recónditos anhelos de infinito…’’.De ‘ITINERARIO’. Freddy Breton.
Enrique Eusebio
1948, 2012.
Maravilloso poeta, uno de los mayores entre los que produjo la gesta del ’65. Ya sea poesía, narrativa o drama, a rasgos generales, se trató de una literatura definitivamente combativa y militante con un definido tono de participación : los poetas del 65 escriben sin trabas, sin temor ya a ser censurados y enfocando el conflicto provocado por la guerra desde sus diversas perspectivas personales ; se esfuerzan en expresar la nota angustiosa ante la derrota, la nostalgia, la frustración, y el testimonio vivencial :
‘’(…) Hay un espejo en cada esquina que devuelve borrones incandescentes, espumeantes. Saltando a los aleros, agolpándose en los techos, estallando en cenizas hasta reducirse a polvo. Interesa una voz cuarteada que chille pavorosa en el umbral de las brumas./Sesos que se desangran. Prisma agónico desparramándose sobre taxis y transeúntes hechos candil, o cadáver cierto. Luego, cenizas, espacio para el sueno, lugar para la muerte. Voces sordas y dedos acusadores, tu sentir y pensar en la palabra que nada dijo. Y en estas paginas, escarceos : tinta blanca, sobre papel oscuro… -Eusebio en ‘INVENTOS DEL INSTANTE’-. //