Entre una decisión del gobierno y su cumplimiento hay un trecho tan corto o tan largo como la ineficiencia de su burocracia o la buena o mala disposición de los funcionarios para cumplirla o hacerla cumplir, por lo que si no se produce el adecuado y oportuno seguimiento los resultados pueden ser muy distintos a los esperados, lo que puede estar ocurriendo con los productores de huevos a los que trata de proteger de la quiebra como consecuencia del cierre de la frontera con Haití, su principal mercado.
El pasado lunes pequeños y medianos productores de distintos puntos del país se reunieron en Moca, en el emblemático Monumento al Agricultor, donde regalaron miles de huevos a la población, su forma de protestar ya que alegan fueron excluidos de los programas de compras que ejecuta el gobierno a través de Agricultura y el INESPRE.
Puede leer: Sobre corrupción
Que no está llegando a todos los que han sido afectados y necesitan el auxilio urgente del gobierno según los pequeños y medianos productores que se juntaron en Moca, quienes denunciaron que los verdaderos beneficiarios de esos planes de compras, que calificaron como clandestinas, “son grandes empresarios ligados a la actual gestión gubernamental”.
¿Se ocupará alguien de indagar la veracidad de esa denuncia? Y más importante todavía: ¿Se han tomado las previsiones y establecido los controles para garantizar que esas ayudas y subsidios, tanto a los productores avícolas como a otros sectores, se distribuyan con transparencia y, sobre todo, que lleguen a los que más las necesitan?
El anuncio del presidente Luis Abinader de que el gobierno continuará subsidiando a los comerciantes afectados mientras esté cerrada la frontera hace más relevante esa pregunta, pues de sobra sabemos que cuando se reparte tanto dinero público pueden aparecer manos dispuestas a desviar su curso natural, y un gobierno al que últimamente todo le sale bien no necesita que esa clase de ruidos le dañe la fiesta.