La institución que más ataque recibiría en la tierra sería la iglesia de nuestro Señor Jesucristo. Fue por eso que el Maestro dijo que su iglesia estaría fundamentada sobre él y que las puertas del infierno no prevalecerían contra ella (Mateo 16:18).

El fundamento es la base donde se apoya o descansa un objeto.

Según el libro de los Hechos, hay unos cinco elementos importantes que constituyen el sustento de la obra de Cristo en la tierra. Veamos:

1. La unidad. En los primeros capítulos de este libro vemos de manera muy común el uso de los verbos en plural “juntos”, “reunidos”, “volvieron”, “subieron”, entre otros.

Las cartas de los apóstoles describen a la iglesia como un cuerpo bien articulado. Esta unidad tiene que ver con lo emocional, físico y material.

2. La oración. Orar es hablar con Dios.

Existe la oración personal y congregacional.

A través de la oración no sólo se recibe respuesta para las necesidades y lograr portentos, sino que es un medio para tener común íntima con Dios.

Los primeros creyentes mantenían activa una vida de oración dentro de su comunidad de fe.

3. La Palabra. Cuando los judíos y gentiles aceptaron el testimonio de Jesús, se produjo un deseo intenso por estudiar a profundidad las Escrituras.

Los guías espirituales de la iglesia se vieron en la obligación de instruir a los nuevos creyentes en el conocimiento de los textos sagrados.

4. Participación activa en las reuniones. Lucas en los Hechos dice que estaban juntos unánimes en oración y ruego. Y el autor de los Hebreos exhortó a los hermanos a no dejar de congregarse (10:25).

5. Vida de amor. Los fieles llegaron al extremo de vender los bienes y repartirlos entre los necesitados (Hechos 2:44-47).