Desde el 14 de septiembre de 1863, fecha en que toma posesión el primer gobierno provisional de la Restauración, hasta el 11 de julio de 1865, ocasión en que salen de nuestro país las últimas tropas españolas de ocupación, el período de la Guerra de la Restauración tuvo cuatro gobiernos.
Dos de ellos surgieron no a consecuencia de acuerdos previos tomados entre los diversos sectores que participaban en lucha, sino a causa de golpes de Estado, lo que indica el nivel de las contradicciones llevadas a cabo en el movimiento opuesto a la anexión de nuestro territorio a España.
El caldo de cultivo de esas luchas se encontraba en la composición clasista de la mayoría de los que dirigían la Revolución Restauradora. “…Desde los primeros días de febrero de 1863 –explica Juan Bosch en la Guerra de Restauración – comenzó a levantarse una ola de agitación armada que en siete meses más iba a estar barriendo en toda la región del Cibao, donde los cosecheros de tabaco, en su mayoría pequeños propietarios, y juntos con ellos, la alta y la mediana pequeña burguesía comercial, les habían arrebatado la supremacía social de los hateros”.
De manera que en los casi dos años de vida de la Republica en Armas tuvimos gobiernos que proporcionalmente correspondían a seis meses de mandato, cuando en realidad, si esta Republica en Armas hubiese estado organizada en base a las directrices de una sociedad como los que aspiraban formar las que la dirigían, que era la burguesía, apenas habría tenidos dos gobiernos: el juramentado el 14 de Septiembre y el que habría de salir de la Convención Nacional, convocada para el 27 de febrero de 1864, la cual estaba llamada a darle nuevos gobernantes a la Republica, así como a votar una nueva Constitución.
El primer gobierno, encabezado por el general José Antonio (Pepillo) Salcedo, inicio su mandato el 14 de septiembre, como ya se dijo, y lo termino el 10 de octubre de 1864, luego de haber sido derrocado por un movimiento de generales encabezado por Gaspar Polanco,
El historiador Roberto Cassá explica la naturaleza y características de la figura histórica de Polanco:
“La Guerra de la Restauración (…) tuvo por principal característica su contenido popular. Es lo que explica que un provinciano de origen rural, como Polanco, ganara tanto protagonismo en ella. Resumía la visión popular contra los dominadores, al tiempo que estaba dotado de los instrumentos profesionales para encabezar una acción que se disputaba en el terreno de las armas.
En tal sentido, el personaje resume las fortalezas y las debilidades de la Guerra de la Restauración: sin dejar de ser analfabeto, fue un estratega de la lucha armada; asumió un radicalismo que lo elevó a figura preponderante del hecho nacional (…)”.
Cassá también refiere las altas condiciones de Gregorio Luperón, como militar y político:
“Luperón fue un hombre salido del pueblo pobre, que ganó un estrellato en la historia dominicana y antillana. Dadas las condiciones en que se debatía el país, tuvo que formar su intelecto como autodidacta, lo que logró gracias a un enorme tesón. Sobresalió ante todo como guerrero, por lo que su capacidad de incidencia en los procesos históricos de sus
atributos de jefe militar. Pero no fue cualquier hombre de guerra, al estilo de los caudillos de su época, puesto que estaba orientado por la búsqueda de principios elaborados (…)”.
Por su parte, Polanco sería expulsado del poder por una acción golpista dirigida por los generales Pedro Antonio Pimentel, Benito Mención y Federico de Jesús García. Ese hecho tuvo lugar el 23 se enero de 1865.
Benigno Filomeno de Rojas, que había sido Vicepresidente del Gobierno de la Revolución del 7 de julio (1857) en Santiago, y el de Salcedo, pasó a sustituir al general Polanco, pues encabezó la Junta Gubernativa Provisional cuyo mandato se extendía hasta el 27 de febrero de ese año, fecha en que se celebró la Convención Nacional.
En esa asamblea sería electo Presidente de la Republica en Armas el general Pedro Antonio Pimentel, que gobernaría hasta el 13 de agosto, lo que equivale a un mes después de la salida de las tropas españolas, luego de que los pueblos del sur y del este desconocieran y proclamaran para la presidencia al general José María Cabral.
En las luchas de los pueblos por su liberación, y la Revolución Restauradora correspondió a esa categoría, se produce de manera natural lo que Juan Bosch llama la postergación de las contradicciones entre los criollos que luchan contra un enemigo común, que en el caso de la Restauración eran las tropas españolas.