El número de manifestantes y activistas muertos en Birmania (Myanmar) han superado los 600 después de que los medios locales actualizaran este jueves los fallecidos en varias protestas reprimidas la víspera por las fuerzas de seguridad.
Al menos 20 personas murieron en diversas protestas en las regiones de Sagaing y Bago el miércoles en protestas en las que algunos manifestantes llegaron a enfrentarse con armas caseras a soldados y policías armados con armamento militar, informó el medio Myanmar Now.
Se trata de un nuevo recuento de víctimas en localidades como Kalay, donde 11 murieron, 3 más que los anunciados ayer, mientras que otros 7 fallecieron en Taze, ambas situadas en Sagaing.
Un testigo indicó a Myanmar Now que algunos manifestantes en Taze estaban armados con armas de fabricación casera, mientras que las fuerzas de seguridad portaban un arsenal amplio, incluidos rifles de francotirador.
Otras dos personas fallecieron en la ciudad de Kyauk, en Bago, después de que los uniformados dispararan contra las viviendas en una zona residencial. La Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP) situó la cifra de muertos de ayer en 12, con un total de 598 desde el golpe militar del pasado 1 de febrero, pero con el nuevo recuento los fallecidos superan ya los 600.
A pesar de la represión diaria, las protestas continúan hoy con marchas en otros puntos del país, como en Bago y Mandalay, la segunda ciudad más poblada, informan los medios locales.
Desde el golpe de Estado y hasta el miércoles, las autoridades han detenido a al menos 3.577 personas, de las que 2.847 continúan bajo custodia, incluida la depuesta jefa del Gobierno, Aung San Suu Kyi, apuntó la AAPP.
En esta lista de detenidos no se encuentra todavía el modelo y actor birmano Paing Takhon, arrestado hoy. El popular artista, que forma parte de unos 120 personajes públicos sobre quienes la junta militar ha dictado recientemente orden de arresto, es acusado de incitar a la violencia al mostrar públicamente su apoyo a las protestas contra el golpe de Estado.
Los uniformados justifican el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, considerados legítimos por los observadores internacionales y en los que arrasó el partido de Suu Kyi, como ya hiciera en 2015.