Melvin Matthews 
La República Dominicana es una nación democrática. La administración del presidente Danilo Medina se ejerce valorando los mejores estándares del sistema democrático representativo. Pruebas al canto: dos ministros del gabinete presidencial se han pronunciado abierta y públicamente contra la eventual repostulación del mandatario, sin esperar siquiera a que el jefe inmediato de ambos fijara su posición sobre el controversial tema, como ha prometido en forma reiterada.
Pero no sorprende que Antonio Isa Conde, ministro de Energía y Minas, e Isidoro Santana, ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, coincidan desde el gobierno con la oposición que situada adentro y afuera del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) mantienen una campaña permanente, rebelión de legisladores oficialistas incluida- contra la eventual repostulación del gobernante.
Ninguno de los dos son peledeístas; provienen políticamente de la sociedad civil, y participan de la administración pública en virtud de la indulgencia del mandatario, quien desde el principio hizo galas de su disposición a compartir el gabinete con representantes de distintos sectores del empresariado y la sociedad civil.
Las discrepancias han servido para comprobar la tolerancia y vocación democrática del mandatario y sus parciales, pero a la vez demuestran que la administración pública se maneja sin apego a lealtades parasitarias o trasnochadas, hijas de posturas dictatoriales.
Ahora que se han expresado, está claro que tanto Isa Conde, como Isidoro Santana se han colocado en una posición incómoda frente al gobernante, pues como pueden despachar armoniosamente con su jefe inmediato, conversar animadamente con él, si rechazan que pueda seguir en el cargo. Sería hipocresía. O como pueden intercambiar con sus colegas del gabinete, si la mayoría favorece la repostulación del mandatario.
Por razones de simple cortesía, Isa Conde y Santana tenían que esperar la decisión que se aproxima. Probablemente tendrán que renunciar.
