Los ODS y la pandemia del COVID-19

Los ODS y la pandemia del COVID-19

En septiembre de 2015, los líderes del mundo, reunidos en Naciones Unidas, acordaron poner en marcha la llamada Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Esa Agenda está integrada por 17 objetivos, llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

El compromiso asumido por los líderes mundiales buscaba poner fin a la pobreza y el hambre en todo el mundo de aquí a 2030, combatir las desigualdades dentro de los países y entre ellos, construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas, proteger los derechos humanos y promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, y garantizar una protección duradera del planeta y sus recursos naturales.

Los firmantes de la resolución aprobada por la Asamblea General expresaban su compromiso con crear las condiciones necesarias para un crecimiento económico sostenible, inclusivo y sostenido, una prosperidad compartida y el trabajo decente para todos, sin olvidar los diferentes niveles nacionales de desarrollo y capacidad.

Teniendo en mente el 2030, se pensó que en 2020 se produciría  una gran activación para avanzar en lograr los ODS. Pero el covid-19 lo ha cambiado todo. Una profunda crisis de salud a nivel mundial y una parálisis global de la economía hace que hoy exista una gran preocupación sobre el impacto que tendrá la pandemia en el cumplimiento de los ODS en el corto y en el mediano plazo.

Un reciente trabajo del Banco Interamericano de Desarrollo expresaba que “mientras dure la pandemia, América Latina y el Caribe (ALC) estará´ transitando un túnel lleno de incertidumbre, sin que se sepa cuan largo es y cuanto tiempo habrá que esperar hasta que emerjan terapias o una vacuna, o hasta que se aprenda sobre las mejores prácticas de control de la pandemia para convivir con un virus de letalidad no conocida.

El trabajo del BID da una idea del posible impacto que la pandemia tendrá en el cumplimiento de los ODS cuando señala lo siguiente: “Al salir del túnel, todos los países se encontrarán con mayor pobreza; más desigualdad; más desempleo; más informalidad; una fracción importante de sus empresas quebradas o al borde de la quiebra; pérdidas de capital humano enormes; situaciones fiscales más difíciles que en cualquier momento en los últimos 20 años; y sectores financieros debilitados.

A estos retos se añadirán barreras nuevas al crecimiento inclusivo que antes no existían: en la ausencia prolongada de una vacuna, los consumidores y trabajadores seguirán ansiosos, reacios a participar en las mismas actividades económicas que antes les eran importantes, y la globalización –el movimiento de capital, bienes y personas– se habrá´ reducido, con impactos importantes en las cadenas de valor”.

Cuando aun no se ha salido del túnel, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) prevé que este año la pobreza se incrementará en nuestra región en 45 millones de personas y que 33 millones pasarán de los estratos medios a los estratos bajos.

Hoy el camino hacia los ODS está lleno de incertidumbre.

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