Hace tiempo escribí un artículo donde explicaba esa técnica utilizada, sobre todo por personas de poco desarrollo intelectual que están en la política, en los medios amarillistas y en las redes: “El ataque es tu mejor defensa”.
En la realidad de esta jauría de lambones –dedicados a devorar a quienes les demuestra sus flaquezas– no hay espacio mental para apreciar los problemas que afectan a la ciudadanía. Falencias vigentes como el encarecimiento de la vida que ya le está dando por las costillas a la clase media y en la yugular a las personas con mayores vulnerabilidades y altos niveles de pobreza. En el microcosmo de estos corifantes solo hay espacio para escucharse a sí mismos y negar estas realidades evidentes.
Por eso, hablaré de Rosa, una mujer de Barrera, Azua, con escasos recursos, que trabaja como empleada de hogar los fines de semana para ayudar a su familia, esposa de un señor dominante y abusivo, madre de una hija y dos hijos, y que una vez, hace algunos años, se vio en la desesperación de huir a Europa con un “pasaporte machete”, donde fue encontrada y deportada de regreso.
Una de sus hermanas murió recientemente de insuficiencia renal, estuvo recibiendo diálisis en el hospital de su provincia, y ya cuando su cuerpo no aguantó más, la ingresaron a la Unidad de Cuidados Intensivos, como una paciente terminal. Ante la desesperación familiar, el personal médico, en vez de explicarles que ya no había más nada qué hacer, le ofrecieron continuarle la diálisis desde esa unidad con un aparato de alquiler, que su costo rondaba los 70 mil pesos. La familia, salió a endeudarse a buscar ese dinero, y la paciente no mostró mejora, al contrario, como todo paciente terminal, iba desgastándose. Pero nuevamente el personal, le da una esperanza y les hace alquilar el aparato por 70 mil pesos más, y en la tarde de ese mismo día, muere la mujer, no sólo dejando el dolor de su partida, si no, dejando a una familia pobre con deudas que el personal médico pudo evitarles, y quién sabe cómo se repartieron esos chelitos, abusando de la situación.
El hijo de Rosa de 17 años de edad, embarazó a una mujer de 29 años, quien fue a su casa a buscar que se hagan responsables del niño. Entre ignorancia y debilidad, Rosa se hizo cargo de ese embarazo como madre responsable de un menor que “preñó” a una mujer, pero que en realidad, si nos vamos a asuntos legales, ahí hubo seducción de menor, por lo cual, quien está en falta es la mujer que abusó de su hijo. Ya el niño tiene un año, y el padre de este se fue del país por la ruta de México y unos meses después, la madre del niño, se fue en yola, dejándole a Rosa el cuidado de su nieto, a penas cuando esta ya podía empezar a holgarse un poco respecto a cuidar de menores de edad.
Nos enteramos que Rosa estaba desesperada por un dolor, durante su período menstrual, debido a unos miomas que ya estaban de “operarse” y que eso la dejaría inhabilitada para trabajar, aunque su hijo le prometió que una vez se establezca (ilegal), le mandaría dinero. Dado al mal sabor que le dejó el hospital con el caso de su hermana, ella estaba prefiriendo ir a una clínica en Azua donde se haría la cirugía. En fin, nos movilizamos para que una doctora de confianza le hiciera en la Capital una sonografía, y todo apunta a que no se trata de nada que necesite operación. Es decir, que ya era para la carnicería que querían llevar a esta pobre mujer.
Todo esto parecería una película de ficción, siendo lo único que he cambiado es el nombre de la persona.
Este drama social y familiar, donde la falta de acceso a una buena educación, a contar con la correcta orientación, o con unos servicios básicos de salud que te brinden garantías mínimas de quienes te atienden; que no puedan aprovecharse de tu vulnerabilidad para sacarte dinero, que además no tienes. Los niveles de pobreza que lleva a la gente a huir de manera ilegal y arriesgada o caer hasta en actos de delincuencia, es parte de las razones por la que debemos de trabajar en la política como generadora de cambios sociales. La familia de Rosa, al igual que muchas en su comunidad, vivía de la pesca y de la agricultura, ya no.
Mientras tanto, los partidos mirándose el ombligo, y nuestras autoridades importando productos de primera necesidad inconsciente e irracionalmente. Un efecto mariposa cualquiera o una extensión más del realismo mágico.